Sexta y última entrega de la saga Blackwater.
Tras la muerte de Frances todos en la familia Caskey creen que Billy Bronze se casará con Miriam, pero esta sorprende a todos anunciando su compromiso con Malcolm, que lleva años pidiéndole que se case con él. Miriam nunca quiso tener hijos, pero ahora que decide intentarlo descubre que no puede quedarse embarazada, así que invita a su sobrina Lilah a vivir con ella, a la que educará sin ponerle ningún tipo de restricción y se convertirá en una chica consentida e insoportable, peor de lo que Miriam fue a su edad.
El tiempo va pasando y los miembros más mayores de la familia Caskey van muriendo de forma inesperada y misteriosa, y la profecía que Elinor enunció hace tantos años parece que va a convertirse en realidad.
Este último libro me ha gustado tanto como los demás, pero tiene algunas cosas que no me han dejado satisfecho. De entrada no parece que sea el último, porque habla de cosas normales, como la boda de Miriam o lo de llevarse esta a Lilah a su casa, Lilah y Tommy Lee yendo a la universidad, etc. Luego empiezan a morir personajes como su no hubiera un mañana, hay más muertes que en toda la saga anterior y me parece un poco precipitado. El tramo final me ha gustado mucho, lo he encontrado apoteósico y me gusta la idea de que la saga termine como empezó, pero lo que pone en marcha ese final también lo encontré algo precipitado.
Y la decepción es que al final no te resuelve el misterio de Elinor ni el por qué de los fantasmas, se queda ahí en el aire, y así el final no es tan redondo. En general la saga me ha gustado mucho pero no sé si al final del año se encontrará entre mis 10 mejores lecturas.