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jueves, 20 de febrero de 2014

Una Navidad diferente, de John Grisham


Esta es una de las primeras novelas de John Grisham que nada tienen que ver con su género habitual, el thriller jurídico o judicial. Creo que la primera fue “La granja”, relato intimista sobre un niño que crece en una granja de los años 60, basado en parte en su propia infancia, aunque no estoy seguro porque ambas novelas se publicaron el mismo año, el 2001, y no recuerdo cuál fue primero.
En esta novela corta (no pasa de las 170 páginas) Grisham nos presenta una historia navideña, muy amena, con mucho humor y moraleja final incluida.
Por primera vez la hija de los Krank no va a pasar las navidades en casa. Acaba de terminar la Universidad y ha decidido tomarse dos años sabáticos e irse con el Cuerpo de Paz a Perú, a trabajar con los indígenas de la selva. Las navidades no serán lo mismo sin ella, así que a Luther se le ocurre una gran idea: el año pasado se gastó la nada despreciable cantidad de 6.100 dólares en dichas fiestas y como su hija no va a estar le propone a su mujer saltarse la Navidad este año e irse de crucero diez días, y solo le costará la mitad de dinero.

Tarda un poco pero al final consigue convencerla y comienzan a hacer los preparativos, pero con lo que no contaba es con la oposición de sus vecinos, para los que la idea de saltarse la Navidad es una aberración. Así que comienzan una campaña de presión contra ellos, enviándoles postales navideñas anónimas, coros de villancicos, los boy scouts que se presentan a venderle el árbol, los niños del vecindario les lanzan consignas para que dejen libre a Frosty (en el pueblo todos los años le dan un premio a la calle más navideña y la suya lo ha ganado dos veces, y esta vez por su culpa podría no ser así) y sus padres también.

Entonces la mañana de Navidad, su hija los llama para decirles que al final irá a casa a pasar las fiestas, con su novio, un médico peruano del que se ha enamorado perdidamente, y que llegará esa misma noche. Así que el crucero se va al traste y los Kranks tienen solo unas pocas horas para organizarlo todo, colocar los adornos, comprar la comida, la fiesta, invitar a un montón de gente, etc, antes de que llegue su hija y descubra la verdad. Para ellos contarán con la ayuda de sus bondadosos vecinos, que impregnados del espíritu navideño dejarán sus diferencias a un lado para echarles una mano.

El libro es muy ameno y muy divertido. Es imposible no reírse con algunas situaciones en las que se ve envuelto el pobre Luther, porque la verdad es que le pasa de todo. El personaje recuerda bastante a Scrooge, con su terquedad en no doblegarse ante los vecinos de poner al menos los adornos y estar en pie de guerra con estos todo el rato, aunque al final tiene que tragar y aceptar su ayuda. Lo malo del libro es que es muy corto y te lo lees casi del tirón. Eso sí, aunque le libro tiene mucho humor jamás pensé que daría para una película de Tim Allen. Es como rebajar la historia, con todos mis respetos al señor Allen.


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