Esta temporada
se inicia dos años después del final de la 3ª temporada. Rebecca Bowman, la
sobrina de Kai Proctor, ha sido brutalmente asesinada. Es la tercera víctima de
un asesino en serie relacionado con una secta satánica; Brock, que ahora es el
sheriff de Banshee, rastrea el GPS de su coche hasta una cabaña en lo profundo
del bosque y allí encuentra a Lucas Hood viviendo como un ermitaño. Brock se
queda muy sorprendido, pues creía, al igual que todos, que se había marchado hace
dos años. Brock lo lleva a la comisaría y allí le informa sobre el asesinato de
Rebecca, que a Hood le sienta como un mazazo, y lo interroga al respecto. La
cabaña era propiedad de Rebecca y ésta dejó que Hood se quedara en ella, pero
Hood hace semanas que no la ve y niega que ella estuviera allí el día de su
muerte.
Hood se pone a
investigar por su cuenta el asesinato de Rebecca, pese a que ahora ya no forma
parte de la policía de Banshee. Kai Proctor, ahora es el alcalde de Banshee
(nadie se atrevió a presentarse contra él) y también está buscando al asesino
de su sobrina y no duda en torturar y matar a todo sospechoso de haberla
matado. Proctor descubre que Hood está en Banshee y aunque siempre han sido
enemigos declarados le pide que lo mantenga al tanto de su investigación. Hood
le promete que si descubre que fue él quien la mató, se lo hará pagar.
Al final de la
3ª temporada Job era secuestrado y su búsqueda por parte de Hood, Anna y Sugar
acababa en un callejón sin salida. Esto afectó mucho a Hood, que sintió que
había dejado colgado a su amigo y que no
había hecho lo suficiente para dar con él y tocó fondo (de hecho fue Rebecca la
que lo ayudó a salir del pozo autodestructivo en el que se encontraba), pero
finalmente da con el hombre que lo secuestró y a base de hostias le saca el
paradero de Job, un centro similar a Guantánamo que oficialmente no existe y
que es prácticamente inexpugnable.
Esta es la última
temporada de “Banshee” y a diferencia de las anteriores, que constaban de 10
capítulos cada una, esta tiene tan solo 8. Por lo que dijo su creador
inicialmente pensó en 4 temporadas para la serie, pero yo no sé si esto es
realmente así o nos suelta el cuento para no decir que en realidad la
cancelaron por temas de audiencia. O puede que la historia no diera para más,
no sé (esto es lo más probable).
Bueno la
temporada, pese a que dura menos, es igual de intensa y brutal que las
anteriores. Yo me imaginaba que la temporada se ocuparía del secuestro de Job y
que transcurriría justo después de donde lo dejó la 3ª, y el salto de 2 años
fue toda una sorpresa, así como el impactante arranque con el asesinato de
Rebecca. La investigación nos lleva por un camino, pero al final la identidad
del asesino resulta ser del todo inesperada, todo un giro que te deja con la
boca abierta.
El final es
jodidamente épico, a la altura de la serie y a mí me gustó, aunque deja un par
de puertas abiertas; no queda claro si Proctor muere o no, aunque es lo más
probable (su final es como el de Tony Montana en “EL precio del poder”, un
montón de tipos del cártel vana por él armados hasta arriba y él tiene
únicamente una ametralladora que empieza a disparar a saco, y ahí nos quedamos con
la incertidumbre de si logra sobrevivir o no) y Hood se marcha de Banshee en su
moto a la aventura, con lo que podría dar pie a una continuación. Por un lado
el final mola, pero me habría gustado algo más concreto. Lo peor es que no
llegamos a saber el verdadero nombre de Lucas Hood.
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