A Tsukuru
Tazaki siempre le han apasionado los trenes y con 36 años se gana la vida
diseñando y construyendo estaciones de tren. Tsukuru es una persona solitaria
que lleva una vida anodina, sin amigos ni novia, que va de casa al trabajo y
del trabajo a casa.
Tsukuru conoce
a una mujer llamada Sara y empieza a salir con ella. A Tsukuru le atrae mucho y
cree que podría convertirse en una relación seria. Sara ha percibido que
Tsukuru arrastra una pesada carga en su interior y él le habla de un hecho
traumático de su juventud: cuando cursaba el segundo año de universidad su
pandilla de amigos del instituto rompió todo contacto con él sin darle ninguna
explicación. Los cinco eran los mejores amigos del mundo, como si fueran un
solo ser, y cuando lo excluyeron del grupo Tsukuru se quedó destrozado, tanto
que durante un tiempo tonteó con la idea del suicidio, pero al final logró
pasar página y seguir adelante. Creía haberlo superado pero al parecer es algo
que aún arrastra consigo, y Sara lo convence de que descubra dónde se
encuentran sus antiguos amigos y les pregunte por qué lo echaron de sus vidas.
Es irónico.
Antes me resultaba raro leerme esos libros de Murakami en los que mezclaba la
realidad con el mundo onírico y tardabas un poco en pillarle el punto, o con su
particular ciencia-ficción fría y aséptica, pero ya me he leído unos cuantos de
estos y he acabado acostumbrándome. Ahora lo raro es encontrarme con un libro
normal como este, sin nada de todo esto, un libro sobre relaciones y las
amistades de la juiventud y como éstas nos marcan para siempre. El libro me ha
gustado. Es imposible no sentir lástima por el protagonista. Tsukuru es una
persona reservada, a la que le cuesta mucho hacer amigos, y verse repudiado por
los únicos amigos que había hecho en toda su vida, por las únicas personas con
las que había conectado de verdad, creó tal vacío en su interior que casi lo
empuja al suicidio. Descubrir el motivo de que lo repudiaran es el eje del
libro y cuando se revela, éste resulta ser bastante fuerte. Te quedas impactado
al conocer toda la historia que hay detrás, claro que yo no habría esperado 16
años a saber la verdad; si mis amigos pasan de mí al menos quiero que me digan
ya el por qué. La incertidumbre acabaría matándome, como casi le pasa al
protagonista. Claro que si se lo hubieran dicho en el momento ya no habría
habido historia. El libro está bien escrito y es fácil de leer, aunque en
ciertos momentos se pone algo filosófico y entonces se ralentiza un poco el
ritmo, y el final no es muy redondo que digamos. La verdad, no sé por qué
Murakami optó por llevar el libro hasta ese punto.
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