“El cuento de la criada” nos narra una distopía en la que las mujeres han perdido todos sus derechos y libertades y básicamente son propiedad del hombre, como un objeto más.
Tras un atentado terrorista contra el Gobierno de los Estados Unidos se instaura un régimen totalitario y religioso y las mujeres pierden todos sus derechos. No pueden tener dinero propio, ni trabajar, ni tener posesiones, los segundos matrimonios son declarados ilegítimos e incluso pierden su nombre, pasando a llamarse Defred, Dewarren o Deglen, lo que indica que son propiedad de su señor.
Esta sociedad recuerda un poco a la de los primeros colonos de América. Los hombres que ocupan un cargo importante en el Gobierno son los Comandantes, que están casados. Debido a algún tipo de guerra biológica las Esposas son todas estériles y las únicas que son fértiles son las llamadas Criadas, que visten de rojo y cuya única función es concebir un hijo de su Comandante. Luego están las Marthas, que se ocupan de mantener la casa limpia y de cocinar, y después están las Tías, que son las que instruyen a las Criadas en sus funciones y lo que se espera de ellas, y de castigarlas si se rebelan o infringen alguna norma.
Luego vienen los Ojos, guardias armados que vigilan a todo el mundo y si alguna Criada (o incluso también algún hombre) infringe las normas o intenta escapar se la llevan y no se vuelve a saber de ella. Y si alguna Criada o logra quedarse embarazada o bien la envían a las Colonias a limpiar la tierra de residuos tóxicos o bien la mandan a la horca.
La protagonistas de la novela es una Criada llamada Defred, que entra al servicio de su nuevo Comandante y recuerda cómo eran antes las cosas y piensa en su marido y su hija, de los que se separó cuando intentaban huir al instaurarse el nuevo régimen y de los que no sabe si lograron cruzar la frontera o si fueron capturados. Defred establece una extraña relación de amistad con su Comandante y descubre la existencia de una resistencia llamada Mayday, que ayuda a algunas mujeres a cruzar la frontera con Canadá.
Esta es una de las mejores novelas distópicas que he leído en mucho tiempo. A raíz de oír hablar de la serie me puse a buscar la novela en la biblioteca, tuve suerte y la encontré, junto con otras tres de la autora. De las cuatro me llevé tres a casa y dejé esta para el final, como plato fuerte. Esta es una de esas historias que te indignan mientras la estás leyendo y que se te queda en la cabeza una vez la has acabado. Es que esas distopías en las que el ciudadano de a pie pierde sus derechos y libertades es algo que me hace hervir la sangre y por eso esta novela es tan importante, porque la situación que nos presenta no está tan lejos de la realidad y bien podría acabar pasando. Lo más chocante para mí es que haya mujeres, como Tía Lydia o Serena Joy (realmente odiosas) que estén de acuerdo y fomenten esta nueva situación para la mujer, algo verdaderamente incomprensible.
Lo único que no me ha gustado del libro es el final, demasiado abierto, te quedas sin saber qué pasa con Defred, si consigue cruzar a Canadá o si la pillan y la envían a las Colonias.
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