“Más allá de los sueños” es una de las mejores y más hermosas películas de Robin Williams y está basada en una novela de Richard Matheson, publicada en 1978.
La novela
trata sobre el Más Allá y de hecho el protagonista, Chris Nielsen, muere al
principio de todo, en un accidente de tráfico. Al principio todo es muy confuso
para él, no puede verse a sí mismo y todo está difuminado, y hay una figura que
no puede ver que le dice que ha muerto, que debe olvidarse de su vida en la
Tierra y seguir adelante, trascender al Otro Lado, pero Chris se niega a
aceptarlo y piensa que todo es un extraño sueño. Pero las escenas de su
funeral, su esposa Ann destrozada y llorando todo el rato, sus hijos tratando
de consolarla, empiezan a convencerle de que efectivamente está muerto.
Pero Chris
no está preparado para seguir adelante. Lo único que le importa es el bienestar
de Ann y hacerle saber que él se encuentra bien y que está a su lado. Ann nunca
ha creído en el Más Allá, cree que cuando te mueres dejas de existir y ya está,
y todos los intentos de Chris de contactar con ella no hacen más que empeorar
las cosas, hundiéndola cada vez más en un pozo de dolor y tormento, así que por
su bien Chris decide alejarse de ella y subir finalmente al “Cielo”.
Chris
descubre que la figura que no podía ver es Albert, un primo suyo que murió hace
décadas, que le hace de guía y le explica todo lo que necesita saber sobre su
nueva vida. Cada persona vive en su “Paraíso” particular y allí todo lo que
imagina puede hacerlo realidad. Todo lo que le cuenta Albert es maravilloso,
pero Chris no puede dejar de pensar en Ann, y con ayuda de Albert descubre que
a Ann aún le quedan 24 años de vida, una larga espera, pero tras la cual Chris
podrá reencontrarse con ella.
Pero
entonces ocurre lo impensable: incapaz de soportar la muerte de Chris, Ann se
ha suicidado. Para Chris es una noticia terrible y maravillosa a un tiempo, ya
que podrá reunirse de nuevo con ella, pero Albert enseguida lo quita de su
error. Ann no se quitó la vida para volver a verlo, ya que no creía en la vida
tras la muerte, sino para acabar con su existencia, un acto de extrema gravedad
que la envía directamente al Infierno, pero no un Infierno de fuego y azufre
sino de tormento y castigo autoimpuesto por ella misma, en el que irá
desgastándose y olvidándose de quién es. Los 24 años de vida que le quedaban
los pasará en ese Infierno particular y Chris no podrá volver a verla hasta entonces.
Pero Ann es el amor de su vida y Chris no está dispuesto a renunciar a ella,
así que convence a Albert para que lo guíe hasta su esposa, para tratar de
salvarla y hacerle recordar quién es, algo que nadie ha hecho hasta ahora.
El libro me
h gustado mucho, es una hermosa historia sobre el amor más allá de la muerte,
pero hay algunas diferencias con respecto a la película; si como yo esperabas
encontrarte con la misma historia te llevarás un pequeño chasco.
El principal
cambio es que aquí los hijos están vivos y Albert no es el mentor de Chris sino
un primo suyo que murió hace décadas, con lo que no hay ninguna gran
revelación
acerca de la verdadera identidad de Albert. Esto en la película enriquece mucho
la historia, aumenta la parte dramática, y descubrir quién es realmente Albert
es toda una sorpresa, y te toca mucho la fibra sensible.
En la
película acabas entendiendo que Ann se suicide. Primero mueren sus hijos,
tiempo después su marido, encima un historial de depresiones, hay pocas
personas que puedan soportar una carga tan pesada, se entiende. Pero en el
libro sus hijos están vivos y que Ann se suicide me parece algo tremendamente
egoísta. ¿Es que no ha pensado en sus hijos? ¿En qué será de ellos? No, solo
piensa en ella y en su dolor. Esto hace que el personaje no me caiga nada bien.
Al no haber
en el libro la trama de los hijos la historia se centra exclusivamente en Chris
y Ann y pierde bastante al compararla con la película. Pero sigue siendo una
historia hermosa, y una de las mejores novelas que he leído de Richard
Matheson.
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