Maite Carranza empezó siendo guionista de series y telenovelas y luego se pasó a la novela juvenil. Actualmente ha escrito más de 40 libros, algunos de los cuales han ganado varios premios, como el Premio Edebé o el White Raven, otorgado por la Biblioteca Jugend de Munich (de estos tiene tres), y en 2011 le otorgaron el Premio Nacional de Literatura Infantil y Juvenil. Pero ha sido con la trilogía de “La Guerra de las Brujas” que ha alcanzado la fama internacional.
Como bien dice el título, la trilogía va sobre dos clanes de brujas que están enfrentadas desde hace milenios. Por un lado están las Omar, las buenas, brujas mortales que dominan los elementos, las transmformaciones y los conjuros sencillos, y que aparte de ser brujas tienen que trabajar como cualquier persona para ganarse la vida. Y luego están las Odish, brujas inmortales que beben sangre de las jóvenes brujas Omar para mantenerse siempre jóvenes y bellas, son crueles y despiadadas, hablan con los muertos y usan la magia en su propio beneficio. Aparte de eso, también está lo de la profecía acerca de la Elegida, que empuñará el cetro de O (O es la bruja primigenia, madre de Om y Od, las que fundaron ambos clanes) y acabará con todas las Odish, poniendo fin a la guerra.
Anaíd es una chica bajita, feúcha y tímida que es ignorada por todos sus compañeros de clase. Su madre, Selene, es todo lo contrario. Atractiva, segura de sí misma y un poco loca. La historia comienza cuando la madre de Anaíd desaparece en plena noche. Anaíd recurre a las amigas de su madre, Karen, Elena y Gaya, las cuales, más preocupadas de lo que realmente aparentan, avisan a su tía Criselda, hermana de su abuela Démeter (la cual murió un año atrás), que aparece para hacerse cargo de Anaíd hasta que Selene reaparezca.
Entre las cuatro le cuentan a Anaíd la verdad, que son brujas Omar, le hablan de la guerra y de la profecía y que su madre es la Elegida (aunque no todas lo creen) y que haya desaparecido cuando falta poco para la alineación planetaria predicha por la profecía no es ninguna casualidad. No le dicen que creen que Selene no ha sido secuestrada por las Odish, sino que ha podido irse voluntariamente (no sería la primera vez, de joven ya las traicionó, pero acabó regresando), ni que probablemente cuando la encuentren tengan que matarla.
Mientras empiezan a buscar a Selene, Anaíd se hace amiga de una extranjera que llega al pueblo. Cuando las amigas de Selene y la tía Criselda descubren esta relación salta la alarma, porque la extranjera es en realidad una bruja Odish, y para alejar a Anaíd de ella la envían a Italia, con una amiga de Selene, bruja también y jefa de su propio clan, para que empiece a formarse como bruja, ya que solo ella será capaz de llegar hasta su madre y traerla de vuelta.
Acerca de este primer libro, tengo que tragarme mis propias palabras, porque cuando llevaba leídas unas cien páginas dije que no me enganchaba nada (está destinado a un público femenino juvenil, así que yo, como hombre adulto que soy, no me decía gran cosa), pero en las últimas, digamos, 150 páginas, la cosa mejoró mucho, y prácticamente ese último tramo me lo leí de un tirón. Eso sí, ese descubrimiento que se hace al final a mí no me sorprendió demasiado, porque dada la evolución de la protagonista a lo largo del libro, la deducción era lógica. Sigo pensando que son libros para niñas de 10-12 años, pero de todas formas me leeré los otros dos para saber cómo acaba todo esto.
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