13. Electroestática.
-¿Puedo sentarme?-le preguntó
Charles a Eric.
Eran las dos de la tarde y estaban
todos en el comedor. Eric estaba sentado en una mesa aparte, solo, y
Charles puso su bandeja frente a él.
-Tú mismo, pero estás cometiendo
un error.
-¿Por qué?
-Soy como la oveja negra de la
familia. Si te ven comiendo conmigo tu reputación caerá en picado.
-Me da igual, eso son tonterías.
-Espero que sigas pensando lo mismo
dentro de unos meses.
-Daniel me ha dicho que has tenido
problemas con algunas enfermeras.
-Admito que he sido muy duro con
ellas, pero no lo lamento. Si hay algo que no tolero es la
incompetencia. Y me da igual lo que piensen. No he venido aquí a
hacer amigos, si no a ayudar a todos los pacientes que pueda.
-Estoy de acuerdo. Y hablando de
pacientes, ¿qué tal está Isaac?
-Mejor. Isaac no habla mucho, pero
hoy me ha preguntado por ti.
-¿En serio?
-Sí. Me ha preguntado por el hombre
calvo.
Los dos sonrieron.
-No sé lo que le has hecho, pero me
alegro de que lo hicieras.
-Lo importante es que algún día se
recupere.
-Sí.
-Eric...
-Magnus.
-Sí, perdona, Magnus. Daniel me
dijo que estuviste en Brunau.
Eric frunció el ceño.
-Daniel habla demasiado.
-Me parece admirable que utilices tu
experiencia allí con los pacientes de este hospital.
-Algún beneficio tenía que sacar
de aquellos años. Sólo quiero ayudar en todo lo que pueda-dijo
Eric, quitándole importancia al asunto. Cogió su cuchara y empezó
a frotarla con el pulgar.
-¿Qué haces?
-Es un pequeño truco que aprendí
hace mucho tiempo.
Siguió frotando la cuchara durante
unos diez segundos y luego la puso sobre la mesa. Su cuchillo y su
tenedor empezaron a moverse levemente y luego se lanzaron hacia la
cuchara, al igual que los cubiertos de Charles.
-¿Cómo has hecho eso?
-Electroestática. Cualquiera puedo
hacerlo.
Sobretodo tú, pensó Charles. Sabía
que Eric era un mutante, pero no quería decirle nada porque podría
dejar de hablarle. Prefería esperar a que fuera él el que se lo
dijera por su propia voluntad.
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