“Si hubiera
espinas” es la tercera entrega de la saga Dollanganger, la de “Flores en el
ático”. Transcurre 10 años después del segundo libro y está narrado por los dos
hijos de Cathy, Jory y Bart, alternando los capítulos de uno y otro.
Jory es el hijo
que Cathy tuvo con Julian Marquet, su pareja de baile en la compañía de ballet
y primer marido. Tiene 14 años, es alto, esbelto y extrovertido y de carácter
amigable, y tiene el mismo don para la danza que su padre. Bart tiene 9 años y
es el hijo que Cathy tuvo de Bart Winslow, el segundo marido de su madre. Bart
es todo lo contrario de Jory, es bajo y torpe, siempre está de mal humor y
siente envidia y celos de su hermano mayor, al que todo se le da bien.
Cathy y Chris
viven como un matrimonio, pero han adoptado el apellido Sheffield para que
nadie descubra que en realidad son hermanos y les han contado a sus hijos que
Bart es hijo de Paul Sheffield, el hombre que los adoptó tras huir de Foxworth
Hall y que Chris es el hermano menor de Paul. Al no poder tener más hijos,
Cathy y Chris adoptan una niña llamada Cindy, pero Bart la odia desde el primer
momento y le hace un montón de perrerías.
La casa de al
lado lleva años deshabitada y Jory y Bart suelen entretenerse colándose en ella
y recorriéndola de arriba a abajo, pero eso se ha acabado porque ahora tiene
nuevo inquilino, una misteriosa anciana vestida de negro que siempre lleva un
velo cubriéndole la cara, acompañada por su anciano y huraño mayordomo. La
mujer es la madre de Cathy y Chris, Corrine, que está arrepentida del daño que
les causó a sus hijos y se ha trasladado a la casa de al lado para poder estar
cerca de sus nietos lo que le queda de vida, sin que sus hijos sepan que es su
nueva vecina.
Bart se hace
amigo de Corrine, ignorando que es su verdadera abuela, y pasa la mayor parte
del tiempo en su casa, porque en la suya siempre lo están reprendiendo y
castigando, mientras que ella le consiente todos sus caprichos. Bart se hace
amigo también de John Amos, el mayordomo (Amos era el mayordomo en Foxworth
Hall cuando Chris y Cathy estuvieron encerrados en el ático), un fanático
religioso temeroso de Dios que manipula a Bart para destruír a su familia, pues
considera que le arrebataron aquello que le correspondía (John Amos era primo
de Olivia, la madre de Corrine, y si esta no se hubiera presentado con sus
hijos, él habría heredado toda su fortuna). John le entrega a Bart el diario de
su bisabuelo Malcolm, y entre eso y las memorias que su madre está escribiendo
descubre el horrendo secreto familiar que les han estado ocultando a él y a
Jory, y se lo toma fatal. Mientras, John va comiéndole la cabeza, hablándole de
lo pecadores que son sus padres, sobretodo su madre, que son enjendros del
diablo, de lo malas que son las mujeres, que su bisabuelo Malcolm era un santo
y sabía cómo tratarlas, y que él es su digno sucesor, y lo convence de que la
única forma de limpiar los pecados de su madre es mediante el fuego.
Al estar
narrado por los hijos, el libro tiene una prosa simple y directa y es fácil de
leer, y es bastante entretenido. Cathy sigue siendo un poco tonta a veces,
cualquiera diría que ya es una mujer adulta con tres hijos, y Bart es un crío
insoportable, ganas de darle un par de leches. John, bueno, es un auténtico
demonio, y a los que sois como yo amantes de los animales, hay un par de
escenas bastante duras, así que advertidos quedáis. Pero la verdad es que este
libro y el siguiente sobran. El segundo tenía un final feliz y la autora debió
dejarlo ahí, pero ya se sabe, cuando algo funciona hay que explotarlo hasta la
saciedad, y así pasa lo que pasa. Bueno, uno más y puedo dar por acabada esta
saga.
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