"Persépolis” es
una novela gráfica autobiográfica de la autora iraní Marjane
Satrapi, formada por cuatro tomos que publicó entre los años 2000 y
2003, aclamada por la crítica y que ha ganado diversos premios que
la han convertido en una auténtica obra maestra. Yo la leí hace
varios años por recomendación de mi bibliotecario, que me habló
maravillas de ella y no pude hacer otra cosa que darle la razón.
Ahora he vuelto a leerla solo por darme el gusto de escribir esta
reseña.
Marjane Satrapi nos
cuenta aquí la historia de su vida desde 1980 hasta 1994, de los 10
a los 24 años, hablándonos de cómo era vivir bajo el régimen del
sha (el sha llegó al poder a través de un golpe de estado y el
emperador derrocado resulta que era el bisabuelo de la autora), que
era hijo del anterior sha, las continuas manifestaciones contra su
gobierno, los cientos de muertos como resultado de las mismas, que
provocaron que este se viera obligado a abdicar, y luego la llegada
de la revolución islámica que acabó con las libertades y derechos
de todos los iraníes e impuso el uso del pañuelo obligatorio en las
mujeres y prohibió cualquier tipo de manifestación y crítica
contra el nuevo gobierno (como se te ocurriera hacerlo te arrestaban
y luego te ejecutaban). Y como colofón, la guerra Irán-Iraq.
Esta novela gráfica
es fantástica. A través de diversas anécdotas de su infancia y
adolescencia, anécdotas con su buena dosis de humor, Marjane nos
acerca a la difícil sociedad iraní y sus costumbres y nos hace
comprender lo que es vivir en un país tan opresivo como es Irán,
país del que prácticamente no sabemos nada, cómo se llegó a esa
situación y cómo sus habitantes trataban de resistir día a día.
“Persépolis” se
me pasó volando, creo que la terminé en dos días, claro que eso es
lo normal, una novela gráfica se lee en la mitad de tiempo que un
libro del mismo grosor porque tiene mucho menos texto. Yo no lo sabía
pero en 2008 se hizo una película de animación que fue nominada a
los Oscars y que ganó el premio del jurado en el Festival de Cannes.
Habrá que verla.
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