Unas criaturas demoniacas están sembrando el terror en las calles de Nueva York. Los detectives de Homicidios Jack Dawson y su compañera Rebecca Chandler tienen entre manos hasta cuatro asesinatos de lo más extraños, las víctimas hallaron la muerte por lo que parecen ser mordiscos de animal, aparentemente de ratas. Todas las víctimas son miembros de la familia Carramazza, una poderosa familia de la Mafia que controla el tráfico de drogas en la ciudad. El responsable de estas muertes es el sacerdote vudú Baba Lavelle, que ha iniciado su venganza contra la familia Carramazza por haber matado a su hermano. Jack Dawson se ve inmerso en todo este asunto cuando las criaturas de Lavelle empiezan a acechar a sus propios hijos.
Leí este libro hace muchos años (sin contar esta última vez, se ha llevado de la biblioteca tres veces, dos en 2005 y otra en 2010, y creo que mi primera vez es una de las de 2005) y me pareció bastante malo. Sinceramente, una historia sobre vudú, criaturas demoniacas y un pozo que comunica con el Infierno no es algo para echar cohetes y está muy lejos de sus mejores obras. Además, que el protagonista sea un “hombre honrado”, lo que lo hace inmune a las artes oscuras de Lavelle, es de risa. Pero ahora que he vuelto a leerlo no me ha parecido tan malo. Sigue sin estar entre las joyas de la Corona y desprende un ligero aroma a historia de segunda clase, pero es entretenido y tiene algunos buenos momentos de terror. Pero no pasa de ahí.
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