Jonathan, su padre y su madrastra se encuentran de vacaciones visitando la Ciudad Antigua. Su intención es visitar el Museo de Relojes pero se sorprenden al encontrarlo cerrado. Al parecer su mapa es antiguo y el museo cerró sus puertas hace siete años, pero a fuerza de insistir el padre de Jonathan convence al propietario, un marqués, para que les deje entrar y ver su amplia colección de relojes. Tras el recorrido el marqués los lleva a una sala cerrada que contiene unos pocos relojes, supuestamente malditos. El marqués les cuenta la leyenda de cada uno de ellos, pero el padre de Jonathan cree que se está quedando con él, hasta que su esposa comete el error de tocar uno de los relojes. Marjorie pierde el conocimiento y el marqués les da la mala noticia de que su alma está atrapada dentro del reloj. Pero existe una posibilidad de salvarla: Jonathan debe encontrar el reloj Deveraux, que se encuentra en algún lugar de la Ciudad Antigua, pero debe hacerlo en menos de doce horas o el alma de su madrastra se perderá para siempre. El problema es que nadie ha visto el reloj Deveraux desde hace tres siglos.
Después de leerme seguida la trilogía victoriana de Félix J. Palma (¡casi 2000 páginas!) quise desconectar y leer algo más ligero, así que escogí esta novela juvenil de Laura Gallego. La verdad es que no me ha durado nada. Tiene un ritmo rápido y fresco y la prosa es muy ágil. Estas 250 páginas se me pasaron volando y la novela en sí es muy entretenida y está llena de aventuras y te hace pasar un buen rato. Más no puede pedirse.
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