Ursula K. Le Guin es conocida sobretodo por las novelas de su serie de Terramar, una serie de fantasía dominada por la magia, pero también por las novelas de su ciclo Ekumen, una serie de novelas de ciencia-ficción situadas alrededor del año 4.500, cada una ambientada en un planeta diferente.
“Los desposeídos” pertenece a este ciclo pero no es necesario leerse antes las novelas precedentes ya que son novelas independientes, y como he dicho, cada una tiene lugar en un planeta distinto.
La novela transcurre en el planeta Urras y en su luna Anarres. La de Urras es una sociedad capitalista y de grandes avances tecnológicos, mientras que la de Anarres es una sociedad anarquista y pobre de recursos, descendiente de un grupo de urrastis anarquistas que se rebelaron hace 200 años y que fueron exiliados a Anarres. Desde entonces ha habido muy poco contacto entre ambos mundos.
El protagonista es Shevek, un científico anarquista que trabaja en una teoría que le permita construir un ansible, un dispositivo con el que poder comunicarse instantáneamente con cualquier planeta del universo, evitando el habitual retardo a causa de la distancia. Pero en Anarres no tiene los medios necesarios para desarrollar su teoría así que decide viajar a Urras para contactar con físicos y matemáticos que le ayuden a llevar a cabo su proyecto.
“Los desposeídos” es una de las novelas más laureadas de Ursula K. Le Guin (Nébula en 1974, el Hugo y el Locus de 1975, el Gigamesh de 1984 y el Prometheus de 1993) y quise leerla como forma de rendirle homenaje, recientemente fallecida. La premisa de la novela me ha parecido muy interesante, además de que es muy crítica socialmente hablando, con la oposición entre un mundo capitalista y avanzado y otro pobre y anarquista. La propia autora siempre se consideró anarquista y taoísta y eso se nota en estas páginas. La novela consta de dos partes, la que transcurre en Urras, que nos narra las vicisitudes de Shevek en dicho planeta, y la de Anarres, que nos cuenta el pasado del protagonista desde su nacimiento hasta que decide viajar a Urras, alternando los capítulos de uno y otro. La novela me ha gustado, aunque como solo la tenían en gallego me llevó un poco más de tiempo terminarla.
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