El matrimonio de Elisabeth y Nate hace aguas desde hace mucho tiempo. Ambos ya no sienten nada el uno por el otro y si permanecen juntos es por sus dos hijas. Los dos han tenido varias aventuras amorosas, y cuando uno está con alguien se lo cuenta al otro y se lo toman con mucha normalidad.
El último amante de Elisabeth, Chris, se ha suicidado recientemente y ella está como en una nube desde entonces. Se pasa el tiempo tumbada en su habitación, con la mirada fija en el techo y las cosas han perdido su importancia para ella. Incluso cuando sus hijas hablan con ella le cuesta concentrarse en lo que le están diciendo. Nate por su parte ha roto con su última amante, Martha, y ahora se muestra interesado en una mujer llamada Lesje, una paleontóloga que trabaja en el mismo museo que Elisabeth, que se siente más cómoda entre huesos que entre personas y que suele fantasear a menudo con los dinosaurios. Lesje vive con su novio William, pero no está demasiado ernamorada de él y es casi como si solo fueran compañeros de piso. Así que cuando Nate se acerca a ella, Lesje se muestra receptiva.
Pensé que iba a encontrarme con una novela tipo Danielle Steele debido a la temática y no sabía si me gustaría o no (me he leído otras tres novelas de la autora y todas ellas me encantaron), pero al final ha resultado ser una buena lectura. Es verdad que es una novela sobre relaciones, infidelidades, la ausencia del amor en una pareja y todo eso, pero no hay tanto culebrón como pensaba. Está bien estructurada, los capítulos se centran en el punto de vista de cada uno de los tres personajes principales, Elisabeth, Nate y Lesje y la novela se deja leer con facilidad, aunque es verdad que es una historia un poco tristona y no llegas a empatizar con ninguno de los tres (es que son todos unos amargados e infelices, después de leer esto lo normal es que estés de bajón).
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