Este libro es un ejemplo de por qué soy partidario de las relecturas. Lo leí por primera vez de adolescente y entonces me pareció lento y pesado. Decidí darle una segunda oportunidad ya que este año se conmemora el 200 aniversario del nacimiento de Charles Dickens, y qué mejor forma de celebrarlo que con este libro, uno de sus grandes clásicos. Esta vez me ha encantado y me lo he leído casi de un tirón.
Dickens escribió “Canción de Navidad” a los 31 años, tras visitar cárceles y distintas instituciones de beneficencia y comprobar con sus propios ojos la terrible situación en la que vivían los niños pertenecientes a la clase proletaria. Su intención era escribir un panfleto denunciando la situación, pero luego cambió de opinión y decidió escribir un cuento, y al poco de publicarse se convirtió en su gran obra maestra. Y con razón. “Canción de Navidad” es un cuento con moraleja, y viene a decir que por muy ruin y despreciable sea una persona, nunca es tarde para arrepentirse y cambiar. Además de ensalzar el espíritu festivo de la Navidad, una época para estar todos juntos, divertirse y dejar los problemas a un lado.
Dudo que hoy en día exista alguien que no conozca esta obra, pero por si acaso ahí va una sinopsis:
Ebenezer Scrooge es el hombre más ruin, despreciable y antipático de todo Londres y lo que más detesta son esas fechas en las que todo el mundo está feliz y contento, como Navidad. Solo tiene un único pariente vivo, su sobrino Fred, y éste se presenta en su despacho para invitarlo a cenar con él y su familia en Navidad, pero él se niega en redondo y pŕacticamente lo echa a patadas. Esa misma noche se le aparece el espíritu de su antiguo socio, Jacob Marley, muerto 7 años atrás y tan avaro y huraño como Scrooge, y le advierte que si no cambia acabará como él, condenado a vagar por siglos por el mundo. Scrooge recibirá la visita de tres fantasmas y esa será su última oportunidad.
Al mostrarle el primer fantasma algunas escenas de su pasado que ya daba por olvidadas, Scrooge empieza a dar síntomas de arrepentimiento, los cuales se acrecentan con la visita del segundo fantasma, que le muestra las penurias por las que está pasando su empleaado bob Cratchit, y con la visita del tercero se produce su aterrado arrepentimiento y su promesa de ser una persona mejor a partir de ahora, al mostrarle el fantasma cuál será su destino si persiste en su comportamiento.
Esta es una historia preciosa como pocas y está escrita con una prosa tan sencilla y hermosa que te la lees sin darte cuenta, y eso es algo poco común en libros del siglo XIX. Y además tiene mensaje, que es lo que a mí me gusta.
Por último, dos fragmentos del libro que me han gustado mucho:
Llevo la cadena que forjé en vida. Yo mismo la hice, eslabón a eslabón, yarda a yarda; la ceñí por mi propia voluntad, y por mi propia voluntad la llevo.
Espíritu, ¿son éstas las sombras de las cosas que van a suceder, o solamente de las que es posible que sucedan?[...] La vida de los hombres presagian los finales a los que se verán conducidos si perseveran en su conducta. Pero si se apartan esas formas de vida, los finales habrán de cambiar.
Aún no he leído nada de Dickens y, para recordarme que debo remediarlo, este año me apunté a un reto en el que, como mínimo, hay que leer un libro suyo. En mi mente está leerme precisamente éste.
ResponderEliminarbsos!
Me encanta este libro... Tiene un "nosequé" fascinante que no tiene ningún otro. Las frases son geniales!
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