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jueves, 16 de febrero de 2012

Todo Oscuro, sin Estrellas, de Stephen King


Igual que Pennywise despertaba cada 27-28 años para alimentarse de niños jugosos y aterrorizados, Stephen King suele sacar una antología de relatos cada 7-8 años, aproximadamente. Según mis cuentas lleva unos cinco, pero de novelas cortas solo dos, hasta la publicación del presente libro, Las Cuatro Estaciones (siempre que oigo “novela corta” y “Stephen King” me viene a la mente este libro) y luego Las Dos y Las Cuatro Después de Medianoche, un libro que en España se publicó en dos tomos, con dos novelas cortas en cada tomo (aunque de cortas no tienen nada; dos tienen 300 páginas y las otras dos andan por las 260. pudo haber publicado cada una individualmente con toda tranquilidad). ¿Por qué tan pocos? Bueno, la novela corta es un formato poco conocido y de poco tirón, y personalmente yo soy más de novela que de antología. Para mí son como libros de transición, libros que sirven de puente entre su anterior novela y la siguiente, como cuando en una boda te sirven unos aperitivos antes del primer plato. “Todo oscuro, sin estrellas” es un aperitivo de lo más delicioso. Está formado por cuatro historias, tres novelas cortas y un relato, y con ninguno me he aburrido. Son todas ella muy buenas y realmente me cuesta elegir una por encima de las otras. Pero no sé de qué me sorprendo, es Stephen King.


Las historias son las siguientes:

1922

Un granjero confiesa haber asesinado a su esposa con ayuda de su hijo de 14 años, después de que ella mostrara la intención de vender 40 hectáreas que heredó de su padre junto con la granja e irse a vivir a la ciudad.

Decidir cuál es le mejor me resulta difícil, pero sin duda este es uno de mis favoritos, junto con el tercero. King consigue transmitir a la perfección cómo era vivir en una granja de la época, atender el ganado, los problemas de la cosecha, vivir precariamente... al leerlo no pude evitar pensar en William Faulkner (no, no he leído nada suiyo, pero conozco su obra y este era un tema muy recurrente en sus libros). Además la escena del asesinato es tan escabrosa y chapucera como solo se le puede ocurrir a Stephen King. Sí, amigos, matar a alguien no es tan fácil como en las películas. La única pega que le veo al relato es que a medio camino el Tito deja aparcado a un lado el tema principal (el asesinato de la esposa) para centrarse en las correrías del hijo, que para mí no es tan importante.

Camionero Grande

Una escritora da una charla en un pueblo y al regresar a su casa toma por un atajo poco transitado. Su coche pincha una rueda y un hombre se para a ayudarla. O eso es lo que parece. En vez de hacerlo, el hombre la viola brutalmente y la tira en una alcantarilla, dándola por muerta. La mujer consigue llegar a duras penas  hasta su casa y allí empieza a planear su venganza.

Esta historia es con toda seguridad la más dura de las cuatro. Empieza en tono relajado y a las pocas páginas se produce el violento giro de 180º. Por suerte King no se ceba con los detalles de la violación, sino que se centra en el shock que sufre la protagonista tras lo sucedido, y luego en cómo va recopilando la información acerca de su agresor. La única pega es que me hubiera gustado que la confrontación final fuera más larga (habría sido perfecto que le hubiera disparado en los huevos o que imitara a Lisbeth Salander en Millenium 1).

Una extensión justa

Un misterioso desconocido le cura el cáncer a Streeter y a cambio él tiene que darle el 15% de sus ingresos durante los siguientes 15 años, aunque no es lo único. Como todo contrato, éste también tiene su letra pequeña...

Este relato es mucho más relajado que los otros y tiene mucho humor, pero es humor a lo Stephen King, así que no esperes reírte con la boca abierta. De hecho, no esperes poder cerrar los ojos por la noche.
Lo que más me choca de todo es que el protagonista no siente ningún tipo de remordimiento ante las desgracias que le ocurren a su amigo, cuando él es el único responsable.

Un buen matrimonio

Una mujer descubre que su marido es un asesino en serie.

No es el mejor pero sí bastante interesante y trata un tema que nunca se me había ocurrido. ¿Puede una mujer estar casada durante 30 años con su marido y no darse cuenta de que es un asesino sociópata? Por muy difícil que sea de creer, la respuesta es sí, sí que puede.
Lo que me encanta es ese momento en que él trata de explicarse ante la mujer:

-No se trata de fumarse un porro. De lo que se trata es de quitarle la vida a una mujer.
-Darcy, eran unas estiradas.

Como si fuera la mujer la que no lo entendiera. Así te das cuenta de que el tipo está muy mal de la cabeza.

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