Cube

Esta es la prueba de que fuera de Estados Unidos también se hacen muy buenas películas de terror. Para muestra, un botón: está película canadiense ganó el premio a Mejor Guión y Mejor Película en el Festival de Sitges en 1998, y con razón.

Cube tiene alguna que otra escena de casquería, pero más que nada es una película de terror psicológico y de mucha tensión.

El Cubo es una inmensa estructura, que como su nombre indica, tiene forma de cubo, y su interior está formado por miles de celdas o cubículos (nunca mejor dicho). Cada celda tiene seis escotillas, una por pared, otra en el techo y una más en el suelo, y cada escotilla conduce a una nueva celda, y ésta a otra, y a otra... Algunas tienen trampas mortales y otras no.

Un grupo de personas se despierta en el Cubo, sin recordar nada de cómo han llegado allí, y descubren por las malas lo de las trampas. Uno de ellos ha oído historias sobre el Cubo, que nadie ha salido con vida y tal, y esto hace cundir el pánico, pero pronto deciden trabajar juntos para tratar de hallar una salida.

Uno de ellos, una chica que es estudiante de matemáticas, descubre una serie de números en cada escotilla, y solo los que son números primos llevan a celdas seguras, así que utilizan este método para ir avanzando. Pero llega un momento en que esta regla no funciona y la siguiente celda puede ser mortal o no, así que tienen que recurrir a otra regla matemática mucho más complicada que la anterior. El tiempo va pasando sin que haya rastro de la salida, y la tensión empieza a pasarles factura, hasta el punto de que uno de ellos se convierte en una amenaza para los demás.

La película es muy buena, tiene un poco de casquería, que nunca está de más, y mucha tensión y agobio, y su final te deja con ganas de más. Lo único malo es que no te da ninguna explicación. Al final sigues sin saber quién construyó el Cubo ni por qué, y cuando finalmente se abre la puerta no sabes lo que hay al otro lado.