Antes que nada, quiero decir que estoy en contra de la Iglesia. El Cristianismo para mí es la mayor secta de la historia y la religión en general me parece una gran farsa, que no se diferencia en nada de esas leyendas de la Antigüedad sobre dioses que se convertían en animales o monstruos y que se dedicaban a atormentar a los pobres mortales (¡sí, me refiero a ti, Zeus!). Y los creyentes (más bien crédulos) son engañados por cuatro listos que se inventaron cuatro milongas para sacarles los cuartos a esa pobre gente y vivir como reyes en sus palacios de oro. En mi opinión habría que echar abajo todas las iglesias y colgar a los curas de los pulgares, pero bueno tampoco es plan de ponerme serio ahora. Digo esto porque a raíz de ello me gusta todo lo que va contra la Iglesia.
He leído “El Código Da Vinci” al menos tres veces, “Ángeles y demonios”, “El Cáliz Sagrado” (el libro de aquellos dos tipos que denunciaron a Dan Brown por plagio y que gracias a esa “denuncia” volvieron a estar entre los más vendidos), la serie de “Caballo de Troya” menos el último y “La Cena Secreta” dos veces. Lo leí por primera vez cuando salió hace 8 años, y me encantó, y ahora he vuelto a leerlo porque este año ya releí su libro sobre el caso Roswell y ya puestos pues me refrescaba la memoria también con éste.
Como su título indica, el libro trata sobre el cuadro de “La Última Cena” de Da Vinci y sobre los supuestos mensajes y símbolos heréticos que escondió en su interior. El libro habla sobre los cátaros y su creencia en la Iglesia espiritual de Juan y María Magdalena, frente a la Iglesia física de Pedro, la que todos conocemos. Según los cátaros, el mundo fue creado por Lucifer, por eso ven todo lo terrenal como algo malo, y la muerte como algo bueno, ya que eso los acercará a Dios, y no requieren de curas ni Iglesia para hablar con Dios, son simplemente ellos y el Creador, y claro, la Iglesia Católica considera todo esto una herejía, ya que si sale a la luz y se difunde se les acabaría el negocio. Qué cabrones. Personalmente, si fuera creyente me decantaría por esta Iglesia espiritual de los cátaros, porque sus ideas tienen mucho más sentido que la oficial.
Una cosa interesante es que el libro incluye una reproducción de “La Última Cena” y así cuando vas descubriendo los secretos que Da Vinci escondió en el cuadro, puedes comprobar con tus propios ojos que están ahí y que no se los ha inventado el autor. Pedro amenazando a Juan con un cuchillo (la alusión es obvia), el rostro casi afeminado de Juan , Judas, cogiendo comida del mismo plato que Jesús, Da Vinci, retratándose a sí mismo en el cuadro dándole la espalda a Jesús y hablando con Simón, que representa a Platón, fundador del catarismo (¿se dice así?), el nudo en el extremo derecho de la mesa, que representa a María Magdalena. Javier Sierra tiene razón, tras leer este libro no volveré a ver “La Última Cena” con los mismos ojos.
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