Cuando
vi por primera vez la miniserie que hizo Gerard Depardieu allá por
el año 2000, quedé maravillado por la historia y me prometí que
acabaría leyendo el libro. Pero claro, eran casi 1300 páginas y hay
clásicos que son muy lentos y espesos, así que fui dándole largas.
Esto duró 12 años, que ya es tiempo. Como este año tenía que
leerme un libro que siempre quise leer pero nunca me atreví, mi
elección fue automática. Además, como ahora han hecho esa nueva
película, basada en el musical de Broadway, con Hugh Jackman y
Russell Crowe, me entraron muchas ganas de leerlo, y eso es lo que
hice (curiosamente este año es el 150 aniversario).
La
historia que Víctor Hugo nos presenta aquí es a mi modo de ver una
historia que nunca quedará anticuada, y que bien podría pasar en la
actualidad. Ya me dirás si nunca has oído de alguien que no le
pasara lo que al protagonista, que roba una barra de pan porque sus
sobrinos se estaban muriendo de hambre y por ello echa veinte años
en prisión. ¡Por una mísera barra! Bueno, en realidad le caen
cinco años, pero como intentó fugarse varias veces, su condena se
alargó hasta los veinte. Pero aún así, es demencial, una verdadera
injusticia que alguien que robe por necesidad acabe en la cárcel y
el que comete un verdadero crimen se vaya de rositas. Pero bueno, esa
es la justicia que hay, y no se puede hacer nada. Vayamos con la
historia, que si no luego me lío.
Víctor Hugo |
Este
es nuestro principal protagonista, Jean Valjean, un hombre bueno y
trabajador al que su estadía en prisión elimina, a base de golpes,
todo lo bueno que había en él, convirtiéndolo en un hombre oscuro.
Al salir de la cárcel nadie le da alojamiento ni comida, por su
condición de presidiario, y únicamente un obispo le da cama y
alimento. Valjean le roba la cubertería de plata y huye por la
noche, pero a la mañana siguiente lo arrestan unos soldados, y
aunque les dice que son un regalo del obispo, lo llevan ante él para
comprobar su historia, y se sorprende cuando el obispo no solo la
confirma, sino que además le regala dos candelabros de plata, y le
recomienda que siga el camino de la luz, que haga el bien y no
recaiga.
Jean
Valjean prosigue su camino y cruzándose con un niño no puede
resistirse y le roba su moneda. Recordando las palabras del obispo se
arrepiente, aunque ya es tarde, y a partir de entonces decide
convertirse en un hombre de bien. Se traslada al pueblo de
Montreuil-sur-Mer bajo la identidad del señor Madeleine, y levanta
una fábrica de la nada, dando trabajo a todo el pueblo, y llega a
convertirse en alcalde.
El
antagonista de Jean Valjean es el inspector Javert. Javert es un
férreo defensor de la ley y para él un criminal siempre será un
criminal, y se obsesiona con llevar a Jean Valjean de nuevo al
presidio. Puede que robar una moneda a un niño sea una tontería,
pero para Javert es una reincidencia, con lo que esta vez Valjean irá
a la cárcel de por vida, y por ello lo persigue durante años y
años.
Luego
tenemos a Fantine, una joven a la que dejan embarazada y luego se
desentienden de ella. Fantine no tiene dónde caerse muerta y no
puede trabajar y cuidar de su hija a la vez, así que la deja al
cuidado de los Thenardier, un matrimonio que regenta una posada, y se
compromete a enviarles dinero todos los meses. Los Thenardier son los
que verdaderamente hacen honor al título del libro, porque son de lo
peor. Roban, engañan, sobornan y matan por unos céntimos.
Thenardier le pide a Fantine cada vez más dinero, poniendo como
excusa que le hace falta ropa o medicinas, y luego se gastan su
dinero en ellos y tratan a la niña, Cosette, como a un perro.
Nueva edición con el cartel de la película |
Fantine
consigue trabajo en la fábrica de “Madeleine” y va enviándole a
Thenardier el dinero que le pide como buenamente puede, pero la echan
a la calle al saberse que es madre soltera y se ve obligada a
prostituirse para conseguir el dinero para su hija. Obviamente es
arrestada. Valjean, que no sabía nada de todo esto, se entera de su
situación, la saca de la cárcel y le da cobijo, pero cae gravemente
enferma y no se puede hacer gran cosa por ella. Valjean le promete
buscar a su hija y traérsela, pero por circunstancias ajenas a su
control no puede hacerlo a tiempo. Se descubre su verdadera identidad
y Javert se presenta para arrestarlo, y se ríe cuando Valjean le
pide que le deje ir en busca de la niña. Así que se escapa, se
presenta en la posada de los Thenardier y se lleva a Cosette, y en
los siguientes años va huyendo de Javert, cambiando de identidad,
refugiándose en distintos lugares y dándole a Cosette una
educación.
Y
por último tenemos a Marius, un joven bonapartista que se enamora de
Cosette a primera vista y que tiene un papel activo en la revuelta
que se produce más adelante. En esta revuelta, que ocupa buena parte
del segundo volúmenm se resuelven casi todas las tramas principales,
aunque después aún pasan algunas cosas más.
Bueno,
lo que es la historia en sí me ha gustado mucho. Jean Valjean es uno
de esos grandes personajes de la literatura que no puedes evitar
admirar, y Javert es un villano inigualable. En las adaptaciones que
he visto nunca acabé de entender por qué decide hacer lo que hace,
pero aquí ya me quedó claro, porque nos cuenta lo que pasa por su
cabeza. La única pega del libro, y bastante grande, es que a veces
Víctor Hugo deja de lado la historia y se pone a hablar de cosas que
no aportan nada, en plan ensayo, como la batalla de Waterloo (50
páginas), que es interesante saber lo que pasó, pero que no viene a
cuento, o cómo funciona un convento y las reglas estrictas que tiene
(40 páginas), o 70 páginas para contar que el obispo da todo lo que
tiene a los pobres y que su puerta siempre está abierta. ¡70
páginas! En estas ocasiones el libro se vuelve muy lento y pesado, y
cuesta bastante avanzar. De las casi 1300 páginas que tiene, al
menos le sobran 300 o 400 (a partir de ahí dejé de contar) y sin
ellas el ritmo narrativo sería más rápido. A pesar de ello me ha
gustado y creo que ha valido la pena el esfuerzo.
Bueno,
con este libro acabo mis clásicos de este año. Ahora a ver cuándo
veré esa nueva película. Hala, que os aproveche.
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