Tengo que tragarme mis palabras. Hace
como año y medio me leí “El color de la magia” y aseguré que
no volvería a leerme otro libro de Terry Pratchett, pues no acabó
de engancharme, no empezó a gustarme hasta casi el final. Poco
después me compré este libro, porque seguía la historia del
primero, y aunque no me gustara quería saber al menos cómo acababan
las cosas para Rincewind y Dosflores.
También tenía en mi poder la
miniserie de “El color de la magia” que adapta los dos libros y
antes de verla quería leerme el presente libro, para saber de
antemano lo que me iba a encontrar, así que decidí que ya había
pasado tiempo más que suficiente desde que leyera el primero, y me
puse con él.
A'Tuin, la inmensa tortuga que soporta
sobre su caparazón el Mundodisco, se dirige hacia una estrella roja,
la cual los habitantes de Mundodisco jamás habían visto hasta
ahora, y cunde el pánico. Los magos de la Universidad de
Ankh-Morpork creen que pueden salir de la catástrofe leyendo los
ocho grandes hechizos que están escritos en el Octavo, el libro de
magia más importante de Mundodisco. Solo hay un problema: el octavo
hechizo está dentro de la mente de Rincewind, y la última vez que
se le vio estaba cayendo por el borde del Mundodisco.
No se sabe muy bien cómo, Rincewind y
Dosflores acaban de vuelta en el Mundodisco, en medio de un bosque
(al parecer el octavo hechizo no quiere que Rincewind muera, pues
necesita que lo pronuncie llegado el momento). Los magos van tras él
para llevarlo a rastras a Ankh-Morpork, y él y Dosflores consiguen
darles esquinazo, y conocen a un viejo héroe desdentado, y salvan a
una virgen de ser sacrificada por unos druidas y se topan con enorme
troll de piedra y se meten en unos cuantos líos, como es habitual en
Rincewind.
En esta ocasión me ha pasado todo lo
contrario que con el primer libro. Me ha gustado desde el principio,
me ha parecido muy divertido y en el tramo final estaba atacadísimo,
era incapaz de soltarlo. Así que sí, me trago mis palabras y aquí
te digo que seguro me leeré más libros suyos.
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