James Herbert es un escritor de terror
inglés muy famoso en su país que murió hace unos seis meses. Yo me
leí dos libros suyos hace años y quise volver a leerlos como
homenaje (una costumbre que tengo desde el año pasado), pero tengo
tantos libros pendientes que no he podido hacerlo hasta ahora, pero
más vale tarde que nunca, ¿no?
Este lo leí hace años y entonces me
pareció terrorífico. Ahora no me lo ha parecido tanto, pero sí que
es un buen libro de terror.
El
periodista Gerry Fenn casi atropella a una niña que se cruza en su
camino. Poco después la niña se desmaya, y Fenn la lleva a la
iglesia por la que estaba merodeando. El sacerdote le dice que la
niña se llama Alice y que es sordomuda, pero Fenn la escuchó
hablar, e intrigado, decide investigar el suceso. Alice afirma que
junto a un roble centenario se le apareció la Inmaculada Concepción,
y no sólo puede hablar y oír, sino que empieza a realizar milagros.
Pronto el lugar en el que se le apareció la Virgen se convierte en
un santuario al que acuden millones de personas, y tanto los
comerciantes del pueblo como la propia Iglesia se aprovechan de la
situación para sacar beneficio. Pero Alice empieza a cambiar. Porque
algo la está utilizando. Una fuerza demoníaca que se remonta a
varios siglos atrás...
El
libro mezcla terror con suspense y Herbert va llevándote poco a poco
hasta el clímax de la historia en una crescendo sobrecogedor y
absorbente. Al principio es un poco lento, hasta que entra en
materia, pero luego el ritmo cambia completamente y es entonces
cuando se pone realmente interesante. Las 70 u 80 últimas páginas
son la mejor parte, pues en ellas descubres la naturaleza del ente
que posee a la niña y qué es lo que lo mueve, y cuando te pones a
leer su historia, no puedes parar. Lo único que no me ha gustado
tanto fue el final, parece sacado de la manga en el último momento,
a toda prisa. Pero en general es uno de los mejores libros de terror
que he leído este año.
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