Hala, otro de los grandes que se nos
va.
Elmore Leonard murió a la edad de 87 años el pasado 20 de agosto ( y por increíble que parezca aún escribía) . Empezó escribiendo novelas del Oeste pero luego se pasó a la novela negra y acabó convirtiéndose en uno de los más destacados escritores de este género. De su obra se hicieron muchas películas, como por ejemplo Jackie Brown (ahora está por estrenarse su precuela, con Jennifer Aniston), Un romance muy peligroso, Touch, El tren de las 3:10 a Yuma, Cómo conquistar Hollywood y su secuela, Be Cool, y muchas más.
Yo me leí tres libros suyos y lo cierto es que me encantaron. Sus diálogos eran muy ácidos y maneja la prosa como nadie. Desde no hace mucho he cogido la costumbre de leer algún libro de un escritor cuando éste fallece, como forma de rendirle homenaje, así que aquí estoy de nuevo con Touch, que es el que tengo en casa (en mi biblioteca tienen dos libros suyos, en un solo tomo, que también me leí, pero no lo encontré; se debió traspapelar).
Elmore Leonard murió a la edad de 87 años el pasado 20 de agosto ( y por increíble que parezca aún escribía) . Empezó escribiendo novelas del Oeste pero luego se pasó a la novela negra y acabó convirtiéndose en uno de los más destacados escritores de este género. De su obra se hicieron muchas películas, como por ejemplo Jackie Brown (ahora está por estrenarse su precuela, con Jennifer Aniston), Un romance muy peligroso, Touch, El tren de las 3:10 a Yuma, Cómo conquistar Hollywood y su secuela, Be Cool, y muchas más.
Yo me leí tres libros suyos y lo cierto es que me encantaron. Sus diálogos eran muy ácidos y maneja la prosa como nadie. Desde no hace mucho he cogido la costumbre de leer algún libro de un escritor cuando éste fallece, como forma de rendirle homenaje, así que aquí estoy de nuevo con Touch, que es el que tengo en casa (en mi biblioteca tienen dos libros suyos, en un solo tomo, que también me leí, pero no lo encontré; se debió traspapelar).
Sobre Touch, en primer lugar vi la
película, y años después descubrí el libro y me lo leí, pero
debo decir que me decepcionó un poco, porque era un libro muy
alejado de la temática habitual del autor. En realidad era el primer
libro que me leía de Leonard, pero estaba informado de qué tipo de
historias solía escribir, y esta desentonaba bastante.
No sé si será por el hecho de haber
muerto o porque con una 2ª lectura lo he visto de otro modo, pero en
esta ocasión me ha encantado. Esto confirma mi teoría de que cada
libro tiene su momento y que si lo lees antes de ese momento, el
resultado no será tan satisfactorio. Creedme, esto ya me ha pasado
varias veces, la 1ª vez es un tostón o me gustó pero no tanto como
esperaba, pero la 2ª vez, puff, todo lo contrario.
El protagonista es Juvenal, un joven
que puede sanar con sus manos. No es ningún farsante, sino que es un
auténtico sanador y cuando utiliza su don le salen los estigmas de
Cristo. De pronto se hace muy famoso y todo el mundo quiere verle y
hablar con él, pero Juvenal no quiere saber nada de todo esto, solo
quiere seguir con su vida, trabajando en el centro de rehabilitación
de Alcohólicos Anónimos.
Una de estas personas que quieren
llegar a él es Bill Hill, un antiguo predicador que vio cómo
Juvenal le devolvía la vista a una mujer ciega, y quiere utilizarlo
para forrarse. Como Juvenal no se muestra accesible, Bill hace que
una vieja amiga, Lynn, entre en el centro con una borrachera de
muerte para fingirse alcohólica, y averigüe si lo de Juvenal es un
truco o es auténtico, y en ese caso cómo lo hace, pero le sale el
tiro por la culata cuando Lynn se enamora de Juvenal y manda a Bill a
paseo. Juvenal sabe que Lynn no es alcohólica desde el principio,
pero aún así decide confiarse a ella y contárselo todo.
Y por otro lado está August Murray,
otro predicador fanático y charlatán, fundador de su propia
Iglesia, el Ejército Gris del Espíritu Santo, que siempre está
armándola gorda, y por ello se pasa mucho tiempo en los juzgados.
August descubre a Juvenal y pretende utilizarlo para ganar adeptos
para su Iglesia.
Como digo, esta 2ª vez me ha
encantado. La prosa de Leonard es muy ágil y adictiva y el libro te
lo lees sin darte cuenta. De hecho, en esta 2ª lectura me leí sus
360 páginas en dos días, y no noté ningún cansancio. El libro
también tiene mucho humor (el personaje de August Murray es muy
divertido) y los diálogos son muy ácidos y frescos. En resumen, me
lo pasé de maravilla leyéndolo y no descarto leerme más libros
suyos.
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