Esta es una de las pocas novelas de
Michael Connelly que no forma parte de ninguna de sus series, aunque
sí contiene un par de referencias a los libros de Harry Bosch (la
hermana del protagonista fue una de las víctimas del Fabricante de
Muñecas, el caso que hizo famoso a Bosch, y sale una abogada que
apareció en al menos dos libros de la serie de Bosch), pero la cosa
no pasa de ahí.
El protagonista es Henry Pierce, una
especie de futuro Bill Gates en potencia. Su empresa es puntera en la
investigación de ordenadores moleculares (ordenadores del tamaño de
una uña, nanotecnología y tal) y está a punto de presentar su
proyecto Proteus a un gran inversor. Si lo seducen, éste aportará
20 millones de dólares para que sigan investigando, sino, la empresa
irá a la bancarrota. Pierce dedica todo su tiempo al proyecto, lo
cual molesta a su novia Nicole, que harta acaba rompiendo con él.
Pierce se va a vivir a un apartamento y
al poco de trasladarse empieza a recibir extrañas llamadas de
hombres que preguntan por una chica llamada Lilly. Harto, decide
averiguar quién es la chica y arreglar la situación, y descubre que
es una chica de compañía que anuncia sus servicios en el L. A.
Darling. Al parecer a Pierce le han dado su número después de que
no lo pagara el último mes, pero en la revista aún se lo mantienen
y por eso no paran de llamarle.
A Pierce le puede la curiosidad así
que se hace pasar por un cliente y habla con otra chica de compañía,
con la que solía trabajar, y así sabe que Lilly lleva bastante
tiempo sin dar señales de vida. Sigue investigando y da con su
domicilio y allí se encuentra un montón de cartas atrasadas, de al
menos dos meses atrás, y su agenda personal, que se lleva para
leerla con calma, y luego descubre que tiene un segundo domicilio, y
allí encuentra una gran mancha de sangre seca debajo del colchón,
con lo que no le queda otra que avisar a la policía.
Es entonces cuando empiezan los
problemas para él, pues no puede decirle a la policía cómo ha
descubierto todo lo que sabe, ya que tendría que confesar que se ha
hecho pasar por otras personas, se ha colado en casa de la chica y ha
robado material relevante para la investigación, y esto lo haría
parecer sospechoso. De todas formas el inspector a cargo del caso no
se traga su historia y lo convierte en su principal sospechoso,
acusándole incluso de haber asesinado a la chica. Y como colofón,
Pierce descubre que todo esto, las llamadas extrañas, la
desaparición de Lilly y demás, no es ninguna coincidencia, sino que
alguien le ha tendido una trampa.
Aunque Michael Connelly me encanta,
este libro tarda un poco en ponerse interesante. Al principio habla
mucho sobre el trabajo del protagonista, qué hace su empresa y la
inminente llegada del inversor, y esto no aporta gran cosa a una
novela policiaca (aunque más adelante tiene su importancia). Luego
también está el hecho de que es una novela policiaca cuyo
protagonista no es policía, y claro, sus recursos para investigar
son algo limitados, y no empieza a ponerse interesante hasta que
aparece la policía. A partir de ahí es como el resto de sus libros,
ritmo rápido y engancha fácil, y giros sorpresa importantes en su
último tramo.
Bueno, ahora solo me quedan tres libros
más de Connelly, La oscuridad de los sueños, la caja negra y Cuesta
abajo, para terminar con su obra. Pronto.
No hay comentarios:
Publicar un comentario