En este su segundo
caso, Gideon Crew debe intervenir en una toma de rehenes. Un antiguo
compañero de trabajo, Reed Chalker, parece que se ha vuelto loco y
ha tomado como rehenes a su casero y a su familia. Gideon trata de
mediar con él y convencerlo de que los libere y se entregue, pero la
cosa acaba torciéndose y Chalker acaba muerto. Al examinar el
escenario los técnicos descubren que el cuerpo de Chalker emite un
alto nivel de radiación, lo que significa que ha estado expuesto a
algún material radiactivo y esto hace saltar todas las alarmas. Como
Gideon, Chalker era físico y estaba especializado en energía
nuclear. Tras las pruebas halladas en su casa y la revelación de
Gideon de que Ckalker se había convertido a la religión islámica,
todo señala que Chalker estaba planeando un atentado terrorista con
una bomba nuclear en un lugar importante de Estados Unidos, un
atentado que tendrá lugar en menos de diez días. Así que para
Gideon y su compañero el agente del FBI Stone Fordyce, comienza una
carrera contrarreloj para dar con la bomba antes de que sea demasiado
tarde.
El primer libro no
acabó de engancharme, era algo parado y esto no suele ocurrir con
los libros de esta pareja de escritores. Además leí por ahí que
tuvo malas críticas y ventas. Sobre este segundo libro leí que era
mucho mejor, y tengo que decir que es verdad. “El cadáver” ya es
como el resto de sus libros, tiene un ritmo rápido que te engancha
desde el principio y es muy ágil y absorbente. Además en las
últimas 70 páginas se produce un giro sorprendente en la trama que
te deja con la boca abierta, aunque es verdad que es un poquitín
exagerado.
Gideon Crew es un
personaje muy carismático y me encanta, pero si es verdad lo que
dicen y la serie se queda en solo una trilogía, espero que al menos
reaparezca en alguno de los libros de Pendergast.
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