Tras terminar su turno en el bar en el que trabaja como camarero, Billy Wiles se encuentra una nota bajo el limpiaparabrisas de su coche. Si no entrega esa nota a la policía, una joven maestra morirá, si lo hace, la que morirá será una anciana. Billy tiene seis horas para decidirse. Pero Billy no se lo toma en serio y poco después una joven profesora es encontrada muerta.
Menos de veinticuatro horas después Billy recibe una nota similar conminándole a tomar otra difícil decisión. A medida que se suceden las notas, el tiempo para decidirse es cada vez más corto, y el asesino se vuelve cada vez más despiadado.
Como el título del libro, el ritmo es vertiginoso y no te deja un instante de respiro. La prosa es muy ágil y engancha desde el principio, con sus frases y capítulos cortos, y resulta imposible parar de leer. Me encanta la terrible situación en la que se ve envuelto el protagonista, obligado a elegir entre dos malas opciones y cada vez con menos tiempo para decidirse. Es un poco como Saw pero sin toda la casquería. Lo único que no me gusta es el motivo que tiene el asesino para escoger como blanco de sus sádicos juegos a un simple camarero. Me pareció un poco flojo, pero por lo demás es perfecto, uno de sus mejores libros.
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