1936. Tras la muerte prematura de sus padres, el pequeño Pierrot, de siete años, debe separarse de su mejor amigo Anshel, judío y sordo de nacimiento, y abandonar Francia para irse a vivir con su tía Beatrix, a la que nunca ha visto, que trabaja de ama de llaves en una gran mansión erigida en lo alto de una montaña. Esta mansión resulta ser el Berghof, la residencia que posee Adolf Hitler en los Alpes de Baviera. Criándose en ese ambiente Pierrot se empapará de las ideas antisemitas y fascistas de Hitler, corrompiéndose y perdiendo su inocencia, llegando a convertirse en un joven nazi en potencia y haciendo cosas terribles que le pesarán en el alma durante el resto de su vida.
Hay qué ver, resulta que en la biblioteca tenían este libro al menos desde febrero y es ahora cuando me entero. Ya quise cogerlo hace mes y pico, cuando me llevé el de H. G. Wells y el de Agatha Christie, pero se me habían adelantado y tuve que llevar otro en su lugar. Desde el fenómeno literario en que se convirtió “El niño con el pijama de rayas” tengo a Boyne en mi radar (aunque no es que sea un superfan devoto) y desde entonces me he leído otros dos libros suyos, “La casa del propósito especial” y “Quedaos en la trinchera y luego corred”.
Es inevitable comparar “El niño en la cima de la montaña” con “El niño con el pijama de rayas”. Como aquél, este libro nos muestro el horror del régimen nazi desde el inocente punto de vista de un niño, con la salvedad de que lo hace desde el bando contrario. En mi opinión este es tan bueno y tan estremecedor como “El niño con el pijama de rayas”. Es bastante duro ver cómo el niño empieza siendo bueno e inocente y cómo va cambiando, volviéndose odioso y llegando a hacer cosas terribles. Es de esos libros que una vez terminado sigues dándole vueltas en la cabeza.
Es absolutamente recomendable.
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