Cuando está sometido a mucho estrés, Howard Van Horn sufre de amnesia y luego no recuerda lo que ha hecho durante esos días ni cómo ha llegado al lugar en el que se despierta. Pero esta última vez es distinta, pues tiene las manos y la ropa cubiertas de sangre. Para descubrir lo que ha podido hacer durante sus periodos de “ausencia”, Howard le pide ayuda al detective privado Ellery Queen, viejo conocido suyo, y lo invita a hospedarse en la mansión familiar para que lo mantenga vigilado. Pero una vez allí Ellery descubre que las “ausencias” de Howard son el menor de sus problemas. Su padre, Diedritch, es un empresario con una gran fortuna y se ha casado con una mujer, Sally, más joven que el propio Howard. Al parecer Sally y Howard tuvieron un affair tras el que acordaron que no volvería a pasar, pero Howard le escribió varias cartas de amor, que ella escondió en un compartimento secreto de su joyero; alguien robó ese joyero hace unas semanas y ahora el ladrón les hace chantaje, exigiéndoles 25.000 dólares si no quiere que le envíe las cartas a Diedritch. Ambos le piden a Ellery que haga de intermediario y él se ve envuelto en todo el asunto.
Me he leído varias novelas de Ellery Queen este peculiar Sherlock Holmes del siglo XX que protagoniza la mayoría de las novelas de estos dos primos que utilizan su mismo nombre como seudónimo y me gustan porque en el desenlace siempre se produce un giro totalmente inesperado. Esta no la conocía pero la vi en un mercadillo de libros de segunda mano y como era gratis, pues a la saca con él.
Aquí ocurren varias cosas que no parecen tener relación entre sí pero descubres que todas forman parte de un plan cuidadosamente orquestado por el villano, y el desenlace, como digo, es toda una sorpresa. Todas las pistas apuntan a tal personaje pero luego descubres que es quien menos te esperas. Genial.
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