Cuando Lucky Luciano se hizo con el poder estableció que solo hubiera italianos en los principales puestos de la organización, así que Joe Coughlin le sugirió que pusiera a su amigo Dion Bartolo al frente de sus negocios en Ybor mientras que él aceptaría el puesto de consigliere. Desde entonces han pasado casi diez años y Joe se ha vuelto legal, al menos de cara a la galería. Dirige una empresa azucarera y se dedica a cuidar de su hijo Tomas, de 9 años, pero también debe desempeñar ese trabajo no tan legal, haciendo de intermediario entre un gangster y otro para evitar innecesarios derramamientos de sangre.
Hasta Joe llega el soplo de que alguien lo quiere muerto y que lo matará el Miércoles de Ceniza. Al principio Joe no se lo cree, ya que no tiene enemigos y su muerte causaría más mal que bien a la organización, pero con el paso de los días la idea empieza a asentarse en su mente y Joe se vuelve un tanto paranoico, mirando todo el tiempo por encima de su hombro. Así que Joe tratará de averiguar quién quiere matarlo al mismo tiempo que intenta mediar entre el clan Bartolo y el de Montooth Dix, ambos dispuestos a ir a la guerra y cada uno dispuesto a derramar la sangre del otro.
El libro es sencillamente espectacular, un estupendo cierra para una trilogía fantástica. Según Stephen King es la mejor novela de gangsters desde “El padrino”, pero yo eso más bien lo habría dicho de “Vivir de noche”. Igual son palabras mayores, pero sí es verdad que es toda una joya del género, y una vez que empiezas a leer ya no puedes parar. Sin duda una de las mejores lecturas de este año.
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