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jueves, 29 de agosto de 2024

Un juego para los vivos, de Patricia Highsmith


Theodore, un pintor aficionado americano afincado en México, encuentra el cadáver de Lelia, su amante, una joven pintora que ha sido violada y salvajemente mutilada. Lelia tenía otro amante, Ramón, un joven mexicano bastante temperamental. Ambos se convierten en los principales sospechosos. 

Theodore pronto deja de serlo y colabora activamente con la policía para esclarecer el crimen, mientras que Ramón, dominado por un gran sentimiento de culpa, se acusa de actos que no ha cometido, pero es puesto en libertad. 

Theodore alberga y protege a Ramón en su casa, aunque no está convencido de su inocencia, y entre ambos se desarrolla una turbia y compleja relación. 


Leí este libro por primera vez a principios de los 2000 y creo que entonces me gustó, por la breve opinión que dejé en la Red, pero al releerlo ahora ya no pienso lo mismo. Al principio me gusta, se nos presenta el crimen y los protagonistas son muy interesantes, su relación es bastante intensa y un poco turbia; recuerda a la de Dickie y Tom Ripley en "El talento de Mr. Ripley" o a la de Bruno y Guy en "Extraños en un tren". Pero luego el crimen parece quedar en un segundo plano y no avanza nada. Casi todo el libro se centra en el día a día de Theodore y Ramón, que si viajan a tal sitio, que si los invitan a tal fiesta, etc, y el libro se vuelve muy lento y pesado. En vez de 250 páginas parece que tenga el doble. Acabó haciéndoseme un poco bola.

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