Ray Bradbury, uno de los más grandes escritores de ciencia-ficción del siglo XX, ha fallecido a la nada desdeñable edad de 91 años. Fue guionista de cine y televisión, ha escrito obras de teatro y muchos, muchos cuentos. Pero si es conocido por algo es por su novela “Fahrenheit 451”, una de las más importantes obras distópicas del género, sus “Crónicas Marcianas” y “El Hombre Ilustrado”.
No veo mejor forma de rendirle homenaje que leyendo algo suyo, así que he cogido este libro de la biblioteca, el único suyo que tienen, que ya leyera hace años. El libro es una edición para niños de tres relatos suyos. El primero, “La Sirena de la Niebla”, va de un monstruo similar a Nessie, que todos los años el mismo día aparece junto al faro, atraído por su sirena. El relato puede parecer bastante simple, pero lo cierto es que destila mucha tristeza, porque el monstruo es el último de su especie y siempre aparece junto al faro porque cree que es como él. No puedes evitar compadecerte de él.
El segundo es el mejor de los tres y uno de sus relatos más conocidos, “El sonido del trueno”. Una empresa organiza safaris a través del tiempo. Llevan al cliente a la época de los dinosaurios para que pueda matar a un dinosaurio, pero no puede ser uno cualquiera, tiene que ser uno que esté confirmado que va a morir. Y esto es así por lo mismo que no puede salirse nadie de la senda ni pisar ninguna planta ni ningún insecto: el más mínimo cambio puede provocar terribles consecuencias en el futuro. Y eso es precisamente lo que pasa. El cliente se sale de la senda, pisa una mariposa y las consecuencias para su época son inimaginables. Supongo que de aquí es de donde salió eso del “efecto mariposa”.
El tercero se titula “El tío Einar” y va sobre un hombre con alas que ha dejado de volar.
Por último os dejo la dedicatoria de Ray Bradbury a los niños que vayan a leerse este libro, que me ha gustado mucho:
“Cuando yo era un muchacho en el Medio Oeste americano, solía salir por la noche y mirar las estrellas, y me maravillaba verlas allí en el cielo. Imagino que todos los muchachos han hecho lo mismo... Dedico estos cuentos a los muchachos que se admiran ante el Pasado, penetran dedicidos en el Presente y tienen grandes esperanzas para nuestro Futuro. Las estrellas son vuestras, si tenéis cabeza, manos y corazón para alcanzarlas”.
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