Oí hablar por primera vez de esta
serie inglesa en el blog de una amiga, hará un par de años, cuando
solamente la había en inglés. Tras saber de qué iban las tres
historias que la forman me prometí que acabaría viéndola, aunque
pasó mucho tiempo hasta que finalmente lo hice. Fue a mediados del
año pasado por la tele, en Cuatro, que se echaron meses anunciando
que la iban a poner y la verdad es que acabé bastante harto de
esperar, pero al final lo hicieron, y lo mejor fue que pusieron los
tres capítulos seguidos en la misma noche.
Sobra decir que la serie es genial,
brutal, impactante y tan absorbente que esas dos horas y media que
duran los tres capítulos se pasan en un suspiro. La serie consta de
tres capítulos, dos de entre 40 y 50 minutos y uno de una hora de
duración. Son historias con toques de ciencia-ficción que nos
muestran lo que será de nosotros si seguimos tan enganchados y
obsesionados con la tecnología, Internet, las redes sociales, etc, y
lo que supondrá para muestras relaciones sociales.
El primer capítulo, “El himno
nacional”, es el más realista y el que más dio que hablar en su
día. La princesa Susannah, de la familia Real, ha sido secuestrada y
su capto solo pide una cosa: que a las cuatro de esa misma tarde el
Primer Ministro salga en directo en todos los canales teniendo
relaciones sexuales con un cerdo.
El Primer Ministro se lo toma a broma
pero su equipo le confirma que es auténtico, y él les ordena que
mantengan el asunto oculto y que no se filtre al público, pero ellos
le dicen que ya es tarde, que el secuestrador ha colgado el video de
la petición en Youtube y que al poco rato la Red estaba infestada de
copias, y ahora todo el mundo lo sabe.
La policía sigue el rastro del video
hasta un edificio abandonado, pero resulta ser un señuelo, y al
Primer Ministro no le queda otra que acceder a la demanda del
secuestrador.
Esta historia es brutal y la única de
las tres que bien podría ocurrir mañana mismo. Piénsalo, alguien
secuestra a una persona y en vez de exigir dinero, pide que hagas
algo terriblemente humillante y repulsivo. ¿Lo harías?
Lo del cerdo es muy extremo y solo de
imaginarlo ya te dan arcadas, pero para mí lo fuerte no es eso
(bueno, sí, bastante) sino el morbo que despierta en la gente. De
entrada todos dicen que es asqueroso y que no piensan verlo, pero a
la hora de la verdad todo Dios está frente al televisor, con la boca
abierta, incapaz de apartar la mirada. Así somos.
El segundo capítulo es el de una hora
de duración, “15 millones de méritos”, aunque cuando lo
pusieron en Cuatro intercambiaron el orden con el tercero.
La gente vive en cubículos y están
obligados a ver la televisión a todas horas y si se saltan los
anuncios les meten una multa. Visten todos con un monótono color
gris, salvo los gordos que visten de amarillo, y éstos son
constantemente humillados. El dinero es virtual, como en los Sims, y
la gente lo emplea en conseguir mejoras para su avatar y para
alimento y utensilios de higiene. Para ganarlo tienen que pedalear
todo el día en una bicicleta estática. Y los reality shows son muy
decadentes. Hay uno que es como el Tú Sí Que Vales, un canal
erótico y sobretodo programas donde humillan a los gordos,
tirándoles tartas y dándoles manguerazos.
El protagonista, Bing, tiene algo más
de 15 millones de méritos, heredados de su hermano, así que puede
permitirse el lujo de saltarse los anuncios de la tele. Bing conoce a
Abby, a la que oye cantar y le dice que debería presentarse a Hot
Shots (el TSQV del capítulo). La entrada vael 15 millones de méritos
y Abby tiene muy pocos, y Bing le da los suyos para que realice su
sueño, pero cuando se presenta en el programa, los acontecimientos
dan un giro inesperado.
Inicialmente pensé que sería un
capítulo normal y corriente, pero nada más lejos. Me pareció
bastante chocante ver cómo los protagonistas son capaces de hacer
cualquier cosa, renunciando a sus principios morales, con tal de
salir de la horrible rutina de la bici. Ese giro final del capítulo
no me lo esperaba, la verdad.
Los actores son bastante del montón,
pero mi favorito es el personaje de Rupert Everett, es muy cañero
(se parece un poco a Risto Mejide es sus mejores tiempos).
El tercer y último capítulo, “Toda
tu historia”, es para mí el mejor. La gente lleva en el cerebro
una especie de implante que graba todo lo que ven y escuchan, como en
aquella película de Robin Williams, y en vez de recordar vagamente
tal o cual hecho, lo seleccionan del implante y pueden ponerlo en la
tele. En una cena con unos amigos de su mujer, Liam no ve muy bien la
estrecha relación de ella con un antiguo amigo suyo, Jonas. Se pone
celoso y empieza a obsesionarse con que ha habido algo entre ellos, y
utiliza la tecnología del implante para descubrir la verdad.
Este es un capítulo muy intenso que
no te deja respiro y a medida que avanzas empiezas a sentirte igual
que el protagonista, hasta que descubres la horrible verdad. Una muy
buena historia, tanto que Robert Downey Jr. quiere llevarla a la gran
pantalla.
Yo pensé que esta era una serie de
una sola temporada, pero hace poco descubrí que había una segunda,
así que a ver si la veo dentro de poco.
No hay comentarios:
Publicar un comentario