Me resulta difícil decidir cuál es
el mejor libro de la serie, ya que veo los siete como un único
libro, pero este tercer volúmen es uno de los mejores, porque aquí
el ka-tet de Roland da un paso de gigante en su camino hacia la Torre
Oscura (llegan por fin al borde del Mundo Medio) y empiezan a saber
más cosas sobre el mundo de Roland (Roland nos habla de los Pórticos
y los Guardianes y nos enseña a seguir el camino del Haz, que
conduce a la Torre Oscura).
Los dos libros anteriores constaban de
una única trama cada uno. El primero se centraba en la persecución
del Hombre de Negro, el segundo en la invocación de los miembros del
ka-tet de Roland. En este ocurren varias cosas.
La primera parte se centra en Jake.
En el libro anterior, Roland arrojaba
a las vías del tren a Jack Mort. Pero este hecho tiene terribles
consecuencias para el pistolero. Fue Jack Mort quien empujó a Jake
bajo aquel coche, pero al morir antes de poder hacerlo, se produce
una paradoja temporal. Al morir, no pudo empujarlo, Jake no murió y
Roland no lo conoció en la estación de paso ni lo dejó caer,
sacrificándolo para llegar hasta el Hombre de Negro. Esta paradoja
está destrozando la mente de Roland, pues recuerda haber conocido a
Jake y también recuerda no haberlo conocido.
Por su parte, a Jake también le pasa
algo parecido. Él sabe que algo no va bien, que está viviendo un
tiempo prestado y también tiene recuerdos del mundo de Roland, sin
saber cómo es esto posible.
Esta primera parte trata de cómo Jake
acaba uniéndose de nuevo al ka-tet de Roland, esta vez para siempre,
y acaban así con esta paradoja temporal. Personalmente esta es mi
parte favorita del libro, y el tramo final es tan intenso y
absorbente que no puedes parar de leer.
La segunda parte trata sobre el
siguiente tramo del viaje hacia la Torre Oscura. Un quinto miembro se
une al ka-tet de Roland: Acho, un bilibrambo, cruce entre mapache y
marmota, que enseguida se encariña con Jake. Los cinco llegan a Paso
del Río, un pequeño pueblo habitado por unos pocos ancianos. Allí
les hablan de la próxima ciudad de Lud, de sus peligros y de Blaine
el Mono. El ka-tet sabe que Lud es su siguiente parada en el camino,
así que desoyendo los consejos de los ancianos se dirigen allí. Lud
es similar a Nueva York, pero lleva siglos en ruinas. En sus afueras,
Jake es raptado por un siniestro y violento personaje, el Chirlas.
Roland, con ayuda de Acho, le va tras la pista, pues le prometió que
jamás volvería a abandonarlo, y por su parte Eddie y Susannah
prosiguen rumbo a Lud para buscar a Blaine el Mono, ya que lo
necesitan para cruzar las inhóspitas tierras baldías.
El Eddie del segundo libro no me
gustaba demasiado, lo único que le importaba era la droga. El de
este libro es un Eddie diferente, más maduro, alguien que ha
superado su drogadicción y se ha convertido en un auténtico
pistolero (y contagiado de la obsesión de Roland por la Torre
Oscura). Pero mi personaje favorito es Jake, el abosluto protagonista
de este libro.
King recibió muchas críticas por ese
final tan abrupto, en plan “continuará”, pero a mí me gustó,
te da ganas de leerte el siguiente libro de inmediato, y si tienes
que esperar, esas ganas se incrementan. Pero en este caso voy por mi
tercera lectura, así que estoy tranquilo.
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