¿Te acuerdas de “Una historia de
violencia”, una de las mejores películas de David Cronenberg en la
que Viggo Mortensen encarna a uno de los mejores personajes de su
carrera? Pues la película es una adaptación de una novela gráfica
de John Wagner (creador del Juez Dredd, por ejemplo). La base de la
historia es la misma. Tom Mckenna es dueño de una pequeña cafetería
en un pueblo perdido de la mano de Dios. Una noche aparecen dos
hombres dispuestos a atracarle, y Tom reduce a uno y mata al otro. La
noticia salta a la prensa y lo retratan como a un héroe, y unos días
después aparecen en el pueblo unos peligrosos personajes,
relacionados con el crimen organizado, los cuales están convencidos
de que Tom en realidad se llama Joey, que dejó tuerto a uno de ellos
hace años, y empiezan a acosarle a él y a su familia tras la
negativa de Tom de ser ese tal Joey. Y el asunto acaba resolviéndose
en una explosión de violencia, como bien se deduce del título.
En cambio, la historia del pasado de
Tom de la novela gráfica y de la película no podrían ser más
diferentes. En la película, Tom fue el mejor y más despiadado
asesino a sueldo del clan mafioso dirigido por su propio hermano. En
la novela gráfica, cuando Tom era un chaval, él y su amigo Richie
le robaron a Lou Manzi, el capo que dominaba el sur de Brooklyn,
122.000 dólares, tras cargarse a casi todos su hombres y al propio
Manzi. Richie empezó a despilfarrar el dinero y a llamar la
atención. Dieron con él y le hicieron de todo para sacarle el
nombre de Tom (bueno, Joey). Éste los vio venir y desapareció,
manteniendo el perfil bajo hasta que ocurrió lo de la cafetería.
Independientemente de esto, cada una
por su lado es una joya del género negro, y en concreto la novela
gráfica no tiene parangón, y menos mal que cambiaron algunas cosas,
porque hay una escena que parece sacada de una película gore, no
digo más. Bueno, sí, que te la leas.
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