Roaring
Fork es un pueblo de montaña conocido por su exclusiva estación de
esquí, pero hace 150 años era un pueblo minero. En aquel entonces
un oso grizzly mató y devoró a once mineros y el caso llamó la
atención del mismo Arthur Conan Doyle. En la actualidad planean
construír un gran balneario donde se encuentra el cementerio y por
eso los esqueletos y restos óseos que había allí enterrados se han
trasladado temporalmente a un almacén. Para Corrie Swanson esta es
una oportunidad única sobre la que escribir su tesis de
Criminología, y se traslada a Roaring Fork con la esperanza de que
le permitan examinar los restos. De entrada el jefe de policía
Morris le da el visto bueno, pero al día siguiente todo cambia y le
ponen un montón de trabas, prohibiéndole que se acerque a los
restos. Afortunadamente, el agente Pendergast aparece de improviso
con los permisos necesarios para que pueda examinar los huesos, y
Corrie se pone manos a la obra. Corrie descubre que en realidad los
mineros no fueron asesinados por un oso, sino por unos caníbales, y
decide quedarse a descubrir la identidad de los asesinos, pero a
alguien no le gusta que escarbe en el pasado e intenta asesinarla.
Pese a ello, Corrie está más convencida que nunca de descubrir toda
la verdad.
Por
su parte Pendergast viaja a Londres en busca del relato perdido de
Sherlock Holmes que Doyle escribió inspirado por el asesinato de los
mineros, tan truculento que nunca se publicó, pues cree que puede
contener pistas que ayuden a esclarecer el misterio.
Mientras
tanto, un pirómano empieza a actuar en Roaring Fork, quemando casas
con las familias en su interior. Tras el segundo incendio empieza a
cundir el pánico entre los habitantes del pueblo, y el jefe Morris
le pide a Pendergast que le ayude a atraparlo antes de que vuelva a
repetirse.
De
entrada pensaba que este libro no sería tan bueno como los otros de
Pendergast, ya que la principal protagonista es Corrie Swanson y
Pendergast aparece más bien en un papel secundario, pero es igual de
intenso, ágil y absorbente que el resto de libros de este dúo de
escritores. Me encanta que relacionen a Arthur Conan Doyle con la
trama, y Preston y Child hacen un gran trabajo con ese supuesto
relato perdido de Sherlock Holmes. Imitan tan bien el estilo y la
prosa de Doyle que cualquiera diría que no está escrito por él, y
es tan bueno como cualquiera de sus relatos.
En
conclusión, es un muy buen libro, tanto para los fans de Pendergast
como para los de Holmes.
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