La doctora
Scarpetta viaja a Italia para investigar el asesinato de Drew Martin,
una famosa tenista de 16 años. El asesino la estranguló con un
cinturón y la mutiló salvajemente, sacándole los ojos y llenándole
las cuencas con arena, pegándole por último los párpados con
pegamento, razón por la cual en la prensa se refieren a él como el
Hombre de Arena. Al regresar a Charleston Scarpetta se encuentra con
nuevas víctimas del asesino que siguen el mismo modus operandi y
descubre que el Hombre de Arena pudo haber sido paciente de la
doctora Self, una psicóloga conocida por su programa de televisión,
que se lleva a matar con Scarpetta. Drew Martin fue entrevistada en
el programa de la doctora Self antes de ser asesinada y el asesino
pudo haberla matado como forma de llamar su atención. La doctora
Self es consciente de que la muerte de Drew Martin es culpa suya por
no haberse tomado en serio a su asesino, aunque tampoco le quita el
sueño ya que es una persona egocéntrica y narcisista, y decide
recluirse voluntariamente en el psiquiátrico donde trabaja Benton
Wesley para protegerse del Hombre de Arena, y se niega a revelar
cualquier información relacionada con él, escudándose en la
confidencialidad médico-paciente.
No sé qué pasa
con Patricia Cornwell que tras “El último reducto” en cada libro
de la serie de Scarpetta cambia algo su estilo narrativo. Primero
pasó de la 1ª persona a la 3ª, luego a escribir en presente y
ahora en este libro además de todo esto utiliza muchas frases cortas
al principio de los capítulos. A ver si se decide de una vez. Echo
de menos cuando escribía todos los libros en 1ª persona y en
pasado.
El libro está
bastante bien. Es entretenido y de fácil lectura, como es habitual
en este género, y la trama acaba complicándose y enredándose
bastante hacia el final. Lo que no me gusta nada es el comportamiento
de Marino. Ya no me gustó en el libro anterior pero aquí va a peor,
y llega a hacer algo (al menos lo intenta) que no te esperas en la
vida. Qué mal. Espero que encauce su vida antes de que sea demasiado
tarde.
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