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lunes, 10 de octubre de 2016

Calor helado, de Richard Castle



Una mujer ha sido asesinada de una puñalada y su cadáver lo han encontrado dentro de una maleta en un camión frigorífico. Parece otro asesinato cualquiera pero para Nikki Heat se convierte en un asunto personal al identificar la maleta como la de su madre, que su asesino se llevó hace 10 años. Nikki ha estado obsesionada con su asesinato desde entonces y precisamente se hizo policía para dar con el asesino, pero la investigación nunca la llevó a ninguna parte. Resulta obvio que el asesino es el mismo que mató a su madre y si resuelve el actual asesinato podrá cerrar por fin el de su madre y llevar a su asesino ante la justicia.

El anterior libro era todo tensión y te devorabas cada página como si no hubiera un mañana. Conspiraciones, polis corruptos, Nikki contra las cuerdas… el mejor libro de la serie hasta la fecha, al menos hasta que me leí “Calor helado”, que le da cien vueltas. Como la inspectora Beckett, Nikki Heat se hizo poli a raíz del asesinato de su madre 10 años atrás, que nunca se resolvió, y aquí finalmente lo consigue, pero la historia es muy distinta a la de Beckett. Espías de ola CIA, Seguridad Nacional, algo de vital importancia que la víctima escondía y que los malos quieren a toda costa, individuos que no son lo que parecen… El libro es tan intenso como cualquiera de los episodios de “Castle” sobre la madre de Beckett y por primera vez te olvidas de que te estás leyendo un libro basado en una serie de televisión y te encuentras ante una auténtica novela policial (más bien un thriller de suspense). Richard Castle demuestra ser un escritor de mucho talento, lástima que no sea real.    

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