Esta es la cuarta novela de Berta Mir, y como en la anterior recibe dos nuevos casos en el mismo día. En uno tiene que seguir a un niño víctima de acoso escolar, pues su padre quiere saber si aún continúan acosándole. En el otro, una niña de doce años, adoptada, quiere que encuentre a su madre biológica. En lo personal, el grupo de Berta va a grabar su primer disco pero cada uno tiene que aportar 2000 euros y Berta no sabe de dónde sacará el dinero. Por su fuera poco Berta acaba en medio de una guerra entre dos traficantes de drogas químicas.
Esta cuarta novela de Berta Mir es tan buena como sus predecesoras. Es ágil, de fácil lectura y muy adictiva. Además toca temas serios como el acoso escolar, el robo de bebés y el trapicheo de drogas de diseño. El personaje de Berta Mir ha resultado ser la mar de fascinante y atractivo, muy en la línea de Verónica Mars (y con su buena dosis de carga dramática), que bien se merecía una serie larga de libros, pero por desgracia solo queda uno para llegar al final de las aventuras de esta joven detective. Una lástima.
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