Este es el quinto y último libro de la serie de Berta Mir, una chica de 18 años que se hizo cargo de la agencia de detectives de su padre cuando este sufrió un accidente de coche (posteriormente descubrió que fue un intento de asesinato). Ha pasado un año desde entonces y Berta se encuentra en un punto en su vida en el que tiene que tomar varias decisiones acerca de su futuro. Una de ellas es sobre su relación con Nestor, un cantante que se está convirtiendo en una estrella, seis años mayor que ella (si se le puede llamar relación a haber salido tres veces en cuatro meses).
Su grupo ha grabado su primer disco y ya está listo para su distribución, y Berta debe decidir si sigue ocupándose de la agencia de detectives. Su padre, tras un año así, ha arrojado la toalla y le pide a Berta que lo ayude a morir y el inspector Alfredo Sanllehí, que investigó el accidente de su padre y se ha convertido en su amigo y mentor, ha ingresado en el hospital tras recibir dos disparos por la espalda.
Y mientras ocurre todo esto Berta acepta dos nuevos casos. En el primero un acosador de la red amenaza a una mujer con publicar sus fotos desnuda si se niega a seguir posando para él. Al empezar a investigarlo a Berta algo no le encaja y tras confrontar a la clienta esta le confiesa que la víctima no es ella sino su hermana adolescente. En el otro caso, un hombre contrata a Berta para que encuentre a su esposa desaparecida. Esta es colombiana y se caso con ella para que consiguiera la residencia, pero acabaron enamorándose de verdad y por eso su repentina desaparición no tiene sentido.
Este último libro de la serie de Berta Mir es tan bueno como los anteriores. De fácil lectura y ameno, con su dosis justa de drama, pero me parece mal que sea el último libro, porque deja muchas cosas en el aire. Berta decide sacarse la licencia de detective e ir de legal, pero no sabes qué pasará con su padre, si el disco tendrá éxito, lo del novio, etc. Bien se merecía unos cuantos libros más. Es una lástima.
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