Mary Klipot es una brillante microbióloga que trabaja en un laboratorio ultrasecreto en Fort Detrick, a cargo del Departamento de Defensa. Trabaja en algo llamado Proyecto Guadaña, en el que investiga unas muestras de la peste bubónica halladas recientemente en una fosa común del siglo XIV, para utilizar el virus como arma biológica contra los enemigos de Estados Unidos. Mary descubre que está embarazada y está convencida de que es por intervención divina (no recuerda haberse acostado con su ayudante de laboratorio estando borracha). En su creencia de que dará a luz al Hijo de Dios se sumerge de lleno en el culto de la Santa Muerte tras un viaje que hace a México, y para que este herede un mundo purgado de pecado y maldad toma una decisión de terribles consecuencias para el mundo: roba el virus de la peste del laboratorio y lo libera en plena isla de Manhattan, inyectándoselo ella misma y convirtiéndose en la paciente cero.
Cuando en el laboratorio descubren lo que ha pasado ya es demasiado tarde. El virus ya se ha esparcido irremediablemente, a través de las personas con las que Mary ha entrado en contacto y de las ratas, y lo único que puede hacer el USAMRIID, la versión del ejército del CDC, es poner en cuarentena toda la isla de Manhattan.
Paralelamente a todo esto tenemos a Patrick Sheperd, un marine veterano que pierde un brazo en una explosión en Irak y al que trasladan desde Alemania a un hospital de veteranos en Manhattan. Patrick sufre estrés post traumático y habituales ataques de ira, llegando a ser un peligro para cualquiera que esté cerca de él. La explosión también le afectó a la cabeza y ha perdido parte de la memoria, aunque sí recuerda que tiene una mujer y una hija en alguna parte. Su doctora, Leigh Nelson, establece una relación muy estrecha con él, y es la misma que atiende a Mary cuando la llevan al hospital. Esta le revela que es la causante de la epidemia y que existe una cura, así que la doctora Nelson va por su cuenta a buscarla.
Bertrand DeBorn, asesor de Seguridad Nacional, se entera de que allí tienen la cura y envía un pelotón de soldados a hacerse con ella, que asaltan el hospital sin miramientos. Patrick descubre que él es el responsable del Proyecto Guadaña y amenaza con contárselo a todo el mundo, ante lo cual DeBorn ordena a sus hombres que lo eliminen. De esta manera, Patrick se ve obligado a huír para salvar la vida, llevándose consigo los viales con la cura. Patrick sabe que su mujer y su hija viven el alguna parte de Battery Park, en Manhattan, así que va en su busca. Pero para llegar hasta ellas deberá atravesar, literalmente, un infierno: el caos en las calles, los infectados, los soldados que lo persiguen, las pandillas de delincuentes… y el inminente bombardeo que caerá sobre la isla de Manhattan para acabar con la peste bubónica y todos los infectados, ordenado por el presidente.
Hacía la tira de años que tenía este libro en casa, aún pendiente de leer, así que decidí que ya tocaba. De Steve Alten me leí la trilogía maya, que me voló completamente la cabeza, así que este libro no podía ser menos.
Lo cierto es que me ha gustado mucho. La premisa resulta estremecedora, más en los tiempos de ahora: una loca suelta el virus de la peste en pleno Manhattan y a partir de ahí pues ya sabes lo que puede pasar. El libro tiene un ritmo ágil y rápido y te mantiene enganchado desde las primeras páginas, pero en el tramo final se vuelve demasiado místico para mi gusto, todo lo del Ángel de la Muerte, las vidas pasadas del protagonista, Dios y tal, y esto no pega con el tono de la historia hasta ese punto. Otra cosa que no me gusta son los excesivos flashbacks de Patrick. Unos pocos vale, pero tantos se vuelve algo repetitivo y no todos son importantes. En las notas, Steve Alten habla de una trilogía, pero desde que se publicó la novela han pasado casi diez años y no ha vuelto a escribir nada relacionado, así que la cosa se queda aquí, supongo. Además, el final es bastante cerrado y no sé por dónde podría tirar la continuación si es que la hay.
En resumen, le daré un 8/10.
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