Segunda entrega de la saga Blackwater.
La relación entre Mary-Love y Elinor es claramente hostil y ninguna se molesta en disimularlo, todos en el pueblo están al tanto. En Perdido se propone la construcción de un dique para evitar que vuelva a producirse otra riada. Elinor se opone fervientemente al proyecto, pero está en minoría y se aprueba finalmente.
Mary-Love, solo por fastidiar a su nuera, contrata al ingeniero Early Haskaw y lo invita a hospedarse en su casa hasta que se terminen las obras. Pero durante éstas se producen una serie de problemas que dificultan que lleguen a buen término, y un niño del pueblo desaparece sin que nunca más vuelva a saberse de él.
Por otro lado, la cuñada de James Caskey, Queenie Strickland, llega al pueblo huyendo de su marido maltratador junto a sus dos hijos, y James se ve obligado a hacerse cargo de ellos, pues no tienen a nadie más que les ayude.
El libro me ha gustado lo mismo que el anterior. Como ese, tiene algunas pinceladas de terror, centradas en Elinor y su enigmática relación con el río, pero principalmente se ocupa de la construcción del dique, la (mala) relación entre Mary-Love y Elinor, la aparición de nuevos personajes como Early Haskaw, Queenie y sus hijos y la relación de los Caskey con todos ellos, además de los dramas personales de cada uno. Es una excelente continuación.
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