6. Jean, segunda parte
-Hace un año la mejor amiga de Jean
fue atropellada. La niña murió en sus brazos. Desde entonces sufre
una fuerte depresión. Apenas habla, casi siempre está llorando, no
come, no quiere salir de casa, por la noche tiene horribles
pesadillas sobre lo ocurrido... La hemos llevado a varios psicólogos
y psiquiatras, pero no ha servido de nada. Ya lleva así un año,
Charles. Tengo miedo de que no logre superarlo.
-¿Y qué hay de sus amigos?
-La han dejado de lado. Creen que se ha
vuelto loca. A veces Jean dice que oye voces en su cabeza. ¿Tú qué
crees, Charles?
-Es muy posible que sus poderes hayan
surgido finalmente.
Cuando Jean nació, Xavier supo
enseguida que era una mutante, y se lo hizo saber a sus padres, que
lo aceptaron de buen grado.
-¿Lo crees de verdad?
-Es muy común que en una situación de
estrés o una experiencia traumática aparezcan los poderes en un
mutante adolescente.
-¿Podrás ayudarla?
-Tráela al hospital la próxima vez
que vengas y veré lo que puedo hacer.
-Gracias, Charles. Por poco que hagas
te estaré eternamente agradecido.
-Dame las gracias cuando consiga ayudar
a tu hija. Ahora es pronto para cantar victoria.
Xavier se sorprendió mucho al ver a
Jean, pues estaba muy desmejorada. Estaba extremadamente delgada y
tenía ojeras bajo los ojos. Además tenía la cabeza agachada. Tenía
miedo de mirarle a los ojos.
-John, será mejor que nos dejes solos.
-Está bien, esperaré fuera.
-¿Tienes hambre, Jean? La enfermera me
trajo la comida, pero no me apetece demasiado.
Jean negó con la cabeza.
Xavier tocó un punto en su mente y la
niña empezó a comer.
-Eso está mejor. Jean, ¿sabes quién
soy yo?
-Es amigo de papá.
-¿Y sabes por qué estás aquí?
La niña asintió con la cabeza.
-Cree que usted puede ayudarme, pero no
puede.
-¿Por qué no?
-Nadie puede.
-¿Por qué?
-Usted no... no lo entiende. Ella...
ella murió en mis brazos-Jean se echó a llorar-Mi mejor amiga se
murió en mis brazos, y yo lo sentí. Sentí su dolor como si fuera
el mío, y supe todo lo que estaba pensando. ¡Y no pude hacer nada!
Y... y desde entonces, cuando estoy con alguien, escucho voces en mi
cabeza, las voces de lo que piensan, y me estoy volviendo loca.
¡Quiero que paren!
Xavier la abrazó y le acarició el
cabello.
-No estás loca, Jean. Posees un don.
Puedes leer las mentes de los demás, saber lo que piensan. ¿Puedes
leer la mía?
-Sí.
-Entonces sabrás que quiero ayudarte,
y que puedo hacerlo.
-¿Hará que desaparezcan las voces?
-Sí, cariño, haré que desaparezcan,
pero para eso tienes que confiar en mí. ¿Confías en mí?
-Sí.
-Bien, entonces cierra los ojos y
relájate. Cuando las abras todo habrá cambiado.
Jean cerró los ojos y Xavier puso sus
manos sobre su cabeza.
Cuarenta y cinco minutos más tarde,
Xavier salió al pasillo a hablar con John.
-¿Y bien?¿Cómo está?
-Ahora duerme. Demos un paseo.
-¿Qué ha pasado ahí dentro? La oí
gritar y llorar e iba a entrar, pero escuché tu voz en mi cabeza
diciéndome que no pasaba nada.
-Tu hija ha pasado por un infierno,
John. Tal y como yo pensaba, sus poderes emergieron al presenciar el
accidente de su amiga. Básicamente tu hija es telépata. Supo lo que
estaba pensando su amiga mientras se moría y sintió su dolor.
-Dios mío, pobrecilla.
-Eso la traumatizó, lógicamente. A
partir de ese día le resultó imposible controlar su poder. Las
voces que oía en su cabeza eran los pensamientos de la gente que la
rodeaba. Es demasiado joven y su poder le queda demasiado grande, así
que he puesto una barrera psiónica en su mente, que le impedirá
usar sus poderes hasta que esté preparada.
-¿Es seguro?
-No correrá peligro. Además es lo
mejor para una mutante de su edad.
-Bien-John respiró aliviado-¿Y qué
pasará cuándo esté preparada? Tengo miedo por ella.
-Tengo un proyecto entre manos que
espero poder culminar a finales de este año. Voy a convertir mi
mansión en una escuela para mutantes.
-¿Una escuela?
-Sí. Existen muchos mutantes, que,
como en el caso de Jean, se sienten asustados ante sus repentinos
poderes. Alguien debería ayudarles a controlarlos y desarrollarlos y
hacer un buen uso de ellos.
-Tú eres la persona adecuada para
hacerlo, Charles, esa es una gran idea.
-Cuando esté terminado envíame a
Jean. Yo mismo la instruiré en el uso de sus poderes.
-Gracias, Charles, pero, ¿crees que te
dejarán hacerlo? Quiero decir...
-Sé lo que quieres decir. Por eso no
debes preocuparte. Oficialmente será un centro privado para jóvenes
superdotados.
-Veo que lo tienes todo planeado.
-Así es, y no debes preocuparte por
Jean. He calmado el dolor por la muerte de su amiga. Todo irá bien.
-No sé cómo podré compensártelo,
Charles. Le has salvado la vida a mi hija. Te estaré eternamente
agradecido.
-Olvídalo, amigo. Hice lo que tenía
que hacer. Me gusta ser útil.
-Y lo has sido. Vaya si lo has
sido-ambos se abrazaron y poco después John Grey se llevó a su
hija.
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