“Alias” es
una serie protagonizada por Jennifer Garner que duró cinco
temporadas, del 2001 al 2006, y fue el primer éxito televisivo de J.
J. Abrams, mucho antes de “Perdidos” y “Fringe”. Empezaron
poniéndola en Telecinco, pero la quitaron tras dos o tres capítulos.
Luego, cuando la película “Daredevil”, volvieron a ponerla desde
el principio, por el tirón de Jennifer Garner, pero volvieron a
quitarla a los pocos capítulos, y finalmente la pusieron entera en
Cuatro, aunque de madrugada. Yo solo viera los primeros dos o tres
capítulos y luego alguno más suelto, así que ahora he decidido
verla entera.
La protagonista
es Sidney Bristow, una estudiante universitaria que lleva los últimos
siete años trabajando como espía en una rama secreta de la CIA
llamada SD-6. Ni sus amigos ni su novio Danny saben de su doble vida,
pues la regla nº1 del SD-6 es que nadie debe saber de su existencia,
pero cuando Danny le pide patrimonio ella decide contárselo todo,
porque no siente capaz de mentirle a la cara durante el resto de su
vida, y Danny se queda alucinado y no sabe cómo tomárselo. Sidney
lo deja reflexionando sobre si quiere seguir con ella o no mientras
se va a una misión a China, pero al regresar encuentra a Danny
muerto en la bañera de su apartamento. Sidney sabe que ha sido cosa
de su jefe, Alvin Sloane, por haberle hablado a Danny del SD-6, y
tienen un duro enfrentamiento en el que ella pierde los estribos, y
abandona el SD-6, negándose a saber nada más de ellos. Sloane le da
un mes de permiso para que se recupere de su “pérdida”, pero a
los tres meses sigue sin querer volver, así que Sloane envía a unos
hombres a matarla. Sidney consigue deshacerse de ellos a duras penas,
y entonces ve aparecer a su padre en coche para sacarla de allí.
Sidney se queda de una pieza, porque casi no tiene relación con su
padre y se supone que es ejecutivo en una empresa que se dedica a
vender piezas de avión, pero lo que este le revela sacude todo su
mundo.
Arvin Sloane, el malo malísimo |
Su trabajo es
una tapadera y él en realidad trabaja para el SD-6 desde hace años,
como ella, pero lo peor de todo es que el SD-6 no es ninguna rama
secreta de la CIA sino que pertenece a la Alianza de los Doce, una
organización del crimen organizado formada por antiguos agentes de
las diferentes agencias de la inteligencia internacional, o sea, el
enemigo contra el que Sidney creía estar trabajando. Su padre la
conmina a que se suba a un avión y abandone el país lo antes
posible, pero Sidney se indigna con él ante el hecho de que se ponga
en plan protector, cuando nunca ha ejercido de padre, y lo envía a
freír monas. En vez de huir, viaja a China para recuperar un objeto
de vital importancia para Sloane, arriesgando la vida, y de este modo
se gana de nuevo la confianza de su jefe. Acto seguido acude a la
CIA, donde lo cuenta todo y se convierte en espía doble para la
Agencia, con la que trabajará para acabar con el SD-6 y vengar la
muerte de Danny, una tarea nada sencilla pues las ramificaciones del
SD-6 se extienden por todo el mundo.
Su labor es
informar a su supervisor, el agente Michael Vaughn, de las misiones
que le encarga el SD-6 y él, a veces sí a veces no, le asigna una
contramisión (impedir que el SD-6 consiga cierta información u
objeto sin que sospechen de ella, darle información falsa al SD-6 y
darle la auténtica a la CIA, etc). Sidney no estará sola en esto,
pues se verá obligada a trabajar con su padre, que es en realidad un
espía doble que lleva años infiltrado en el SD-6, lo cual no será
fácil debido al carácter frío y distante de él.
Bueno, pues la
serie es alucinante. Tiene acción sin parar y un ritmo rápido, es
imposible no verla atacado de los nervios, sobretodo porque cada
capítulo termina con un cliffhunger increíble que te obliga a ver
el siguiente para saber cómo sale Sidney del aprieto en el que se ha
metido.
Hasta cierto
punto la serie nos cuenta una historia clásica de espías, que es
muy buena. Sidney pasa por tantos cambios de vestuario que ríete tú
de Mortadelo y reparte tantas leches como James Bond. La base de la
serie, acabar con el SD-6, es impresionante y la fortaleza de Sidney
es admirable. Estar todos los días cara a cara con el hombre que
ordenó el asesinato de su novio y aguantar sus palmaditas en la
espalda, vamos, yo no sería capaz.
Pero luego meten
lo de Rambaldi y la serie se vuelve un poco surrealista (como si no
lo fuera ya por el hecho de que Sidney sea espía, su padre de la CIA
y su madre de la KGB). Rambaldi era un inventor italiano del siglo XV
y profeta, una especie de Nostradamus de su época que inventó un
montón de aparatos y en cada uno escondió una clave o pista. Sloane
cree que todas las claves juntas lo llevarán a algo mucho más
grande, aunque no sabe qué, así que trata de conseguir todos los
aparatos de Rambaldi que pueda, pero no es el único. Una
organización enemiga del SD-6, el Directorio K, también va tras la
pista de Rambaldi, y en un manuscrito del italiano del siglo XV
aparece el rostro de Sidney junto con la profecía de que ella
destruirá el mundo. Así que la serie acaba siendo una mezcla de
James Bond e Indiana Jones.
Pero aún así
mola. El final de la temporada es alucinante, como no podía ser de
otra manera.
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