Me gusta saber la
vida y milagros de mis autores favoritos, así que la autobiografía de Paul
Auster no podía faltar (forma parte de mi lista de favoritos desde que me leí
“Trilogía de Nueva York”). “Diario de invierno” es una autobiografía bastante
atípica porque está escrita en segunda persona, con Auster dirigiéndose a sí
mismo como en un diario, y no está escrito de forma lineal, empezado por su
infancia y terminando en el presente, sino que va adelante y atrás en el tiempo
(tienes 64 años, tienes 5, tienes 12, tienes 9, etc).
Auster cuenta
algunas anécdotas de su infancia (cómo se hizo la cicatriz de su mejilla, lo de
un amigo que murió al caerle un rayo, muy cerca suyo, etc), habla del divorcio
de sus padres y de su muerte y de lo mucho que le afectó la muerte de su madre,
de los diferentes apartamentos y casa en los que vivió a lo largo de su vida,
de los años que vivió en París, de su oposición a la guerra de Vietnam, sus
primeras experiencias sexuales, el fracaso de su primer matrimonio y cómo conoció
a su segunda y actual esposa, entre otras cosas.
No hay duda de
que Paul Auster ha tenido una vida muy interesante y nada aburrida. El libro es
muy bueno, muy ameno y está bien escrito, pero tiene una pega. Se centra
exclusivamente en su vida personal y me hubiera gustado que hablara algo de su
faceta como escritor, su método de trabajo cuando está escribiendo un libro o
de cuando le dieron el Príncipe de Asturias.
De todas formas
es una buena lectura.
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