La doctora
Scarpetta viaja a Dublín para dar una serie de conferencias, pero su
verdadero propósito es investigar una serie de asesinatos producidos
en Irlanda hace 10 años, similares a los que se están produciendo a
lo largo de la costa este de Estados Unidos por un asesino en serie
conocido como “El Carnicero”, que desmiembra a sus víctimas
dejando solo el torso. Al regresar a Virginia se encuentra con un
nuevo caso, pero la víctima ha sido desmembrada de otra forma y todo
parece indicar que se trata de un imitador. Poco después empieza a
recibir siniestros mensajes por correo electrónico firmados por
alguien llamado “muerteadoc”.
El libro es muy
bueno. El caso que se trata aquí es bastante grotesco, algo extremo
para tratarse de la obra de esta autora, y a partir de cierto punto
se adentra en el terreno de Robin Cook, con lo de la posible epidemia
de viruela, que es un tema muy interesante, sobretodo porque no hace
mucho que pasó algo parecido con el Ébola. La identidad de
“muerteadoc” es toda una sorpresa y el libro en sí solo tiene
una pega: lo que se resuelve es el caso del imitador del Carnicero,
pero lo del verdadero Carnicero queda en el aire, lo cual es una
lástima. Te deja con las ganas.
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