Un joven estudiante argentino se traslada a Oxford con una beca de matemáticas y allí se aloja en casa de una anciana, la sra Eagleton, que vive con su nieta Beth, quien se encarga de cuidarla. Un par de semanas más tarde y en compañía del célebre matemático Arthur Seldom, el chico encuentra muerta a la anciana, asfixiada con una almohada, y ambos acuerdan avisar a la policía.
El inspector Petersen, encargado del caso, los interroga y Seldom le explica que se encontraba allí porque alguien le dejó un mensaje con la frase “El primero de la serie”, la dirección, la hora en que debía presentarse allí y el símbolo de un círculo, y fue entonces cuando hallaron el cadáver. Este asesinato es el primero de una serie de crímenes con los que el asesino quiere desafiar a Seldom a que demuestre que es más listo que él. Cada mensajr indica un lugar y una hora y viene acompañado de un símbolo, y Seldom, junto al estudiante argentino, aúnan esfuerzos para tratar de descifrar la pauta que siguen los símbolos y detener al asesino antes de que mate a más gente.
Soy fan de Alex de la Iglesia desde que vi “El día de la bestia” y me gustan los libros, series y películas en las que las matemáticas desempeñan un papel fundamental, así que su película “Los crímenes de Oxford” me encantó. La he visto varias veces, la última este verano, y como sabía que en la biblioteca tenían el libro decidí que había llegado el momento de leerlo.
El libro es corto, apenas 200 páginas y se lee fácil. La parte policial es bastante pausada y se centra más en las conversaciones matemáticas entre Seldom y el estudiante argentino (del que no llegamos a saber el nombre en ningún momento) y en sus intentos por descifrar la serie lógica que les deja el asesino. En las últimas páginas se produce un gran giro sorpresa y descubres que nada es lo que parece, todo un golpe de efecto que te deja con la boca abierta, claro que al haber visto la película con anterioridad el impacto es más reducido.
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