Charles se enamora de Sophia Leonides al conocerla en El Cairo antes de la guerra y le hace saber que pretende casarse con ella, pero no hasta después de la guerra. Cuando vuelven a encontrarse tras esos años de separación Charles se entera de que el abuelo de Sophia, el multimillonario Arístides Leonides,, acaba de fallecer. Pero no ha sido de muerte natural. Sophia le informa de que la policía sospecha que fue envenenado y que el asesino podría ser cualquier miembro de la familia (en la mansión vivían más de diez personas). La propia Sophia tiene miedo de vivir en la casa y le pide a Charles que ayude a dar con el asesino, pues su padre es inspector jefe de Scotland Yard. Charles pone al tanto de la situación a su padre, que le parece una idea maravillosa, y así Charles, utilizando su posición de prometido de Sophia, se infiltra en la familia Leonides y va hablando con unos y otros, e informando a su padre y a Sophia de sus pesquisas.
La verdad es que esta novela de Agatha Christie me era totalmente desconocida y habría seguido así si no hubieran hecho la película. Además Christie consideraba que esta era su obra favorita de todas las que había escrito, y esto me dio ganas de leerla. Sinceramente me ha parecido tan buena como la de «Diez negritos». Es una novela corta (me refiero a su extensión) y los capítulos, al ser también cortos, hace que no puedas parar de leer, Cuando todo parece resuelto se produce una vuelta de tuerca y descubres la identidad del verdadero asesino, y es tan sorprendente que se te queda cara de tonto, porque jamás habrías sospechado de esa persona ni en un millón de años. Eso sí, el móvil es bastante estúpido. La autora pudo habérselo trabajado un poco.
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