Pete Banning es el patriarca de una notoria familia de Clanton, Mississippi. Es propietario de una plantación de algodón, veterano de guerra, miembro de la iglesia metodista del pueblo y, en definitiva, un pilar de la comunidad.
Una mañana de 1946 se levanta como cualquier otra mañana, va a casa de su hermana Florry a desayunar con ella y acto seguido se dirige al pueblo. Entra en la iglesia y dispara tres veces al pastor Dexter Bell, acabando con su vida. Pete se deja arrestar dócilmente y lo único que le dice al sheriff es "No tengo nada que decir". Es lo único que le dice al sheriff, a su abogado, al juez y a su familia cuando le preguntan por el motivo del crimen. Pete no tiene miedo a morir y está dispuesto a llevarse su secreto a la tumba.
Su abogado, John Wilbanks, pretende alegar demencia, pero Pete no se lo permite, aduciendo que sabía muy bien lo que hacía, y John no puede hacer gran cosa por su cliente, pues las pruebas contra él son demoledoras, más aún al saber que Pete puso sus tierras a nombre de sus hijos unos meses atrás, para evitar que se las embargasen tras la condena.
Sus hijos, Joel y Stella, tendrán que sufrir las consecuencias del crimen de su padre cuando la viuda del pastor Bell los demande por homicidio doloso, y corran el riesgo de perder la granja y las tierras, así como el resto de las posesiones de su padre. En un instante Joel y Stella han visto cómo su familia quedaba destrozada. Primero su madre Liza, que lleva casi un año interna en un manicomio, aunque su padre nunca les dijo el motivo; luego el crimen de su padre y su posterior ejecución y ahora, con toda probabilidad, perderán la granja y las tierras, quedándose sin nada. Y todo por un secreto que su padre prefirió llevarse a la tumba. Si al menos pudieran descubrir el por qué...
Hace como un millón de años John Grisham fue representante en la asamblea legislativa de Mississippi. Allí se pasaban horas sin hacer nada así que para matar el tiempo se juntaban en torno a las cafeteras y fuentes de agua a escuchar las pintorescas anécdotas de los políticos más veteranos. Allí fue donde escuchó por primera vez el relato que sirve de base a esta novela. En 1930, en un pueblecito de Mississippi, un hombre mató a otro y se negó a revelar el motivo. Lo condenaron a la horca, pero el gobernador se ofreció a conmutarle la pena si le revelaba el móvil del crimen. El hombre se negó y acabaron ahorcándolo. Grisham creía que la historia era verídica, aunque no puede asegurar que no fuera un cuento desde el principio. Así que le añadió algunos detalles de su cosecha y la convirtió en novela. El resultado es inmejorable.
No leía un libro de Grisham desde el año pasado y ya lo echaba de menos. El libro me ha encantado. Tiene una buena parte de thriller judicial, toda la primera y la tercera parte, algo que domina como nadie, pero también es una novela intimista, con su buena dosis de drama y misterio. Además, Grisham se adentra por primera vez en el género bélico y no se le da nada mal.
Lo que sí me dan mucha pena son Joel y Stella, que no paran de recibir un palo tras otro. Al final las cosas acaban muy mal para ellos y eso es muy triste, claro que esto es lo que suele pasar en la vida real. Por cierto, hasta las últimas páginas no descubres por qué Pete hizo lo que hizo, así que espero que tengas una gran reserva de paciencia en tu interior y no te lances de cabeza a leer el final. Personalmente creo que su reacción fue demasiado desmesurada, pero en fin...
En resumen, es una muy buena novela de John Grisham, aunque yo no diría que está entre sus cinco mejores novelas. Digamos que le pongo un 7/10.
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