Este volúmen 2 de la trilogía de "Berlín" arranca poco después del final del primer volúmen y se centra principalmente en las consecuencias de la masacre del 1 de mayo de 1929, en la que la policía abrió fuego contra los manifestantes matando a 25 personas. Se inicia una investigación oficial de lo ocurrido, que no va a ninguna parte, y el periodista Kurt Severing empieza a entrevistar a los supervivientes de la masacre acompañado por Marthe Muller, que hace un retrato de los entrevistados.
La situación en la calle empeora entre los obreros y los nacionalistas. La tensión va a más entre ambos bandos y los ánimos entre unos y otros están muy caldeados. La calle es un polvorín y cualquier excusa amenaza con hacerlo estallar todo por los aires.
Kurt y Marthe, que tenían una relación de pareja, empiezan a distanciarse cuando ella se deja seducir por las fiestas de la alta sociedad berlinesa (en las que no existen los límites y todo vale), mientras que él se deja imbuír por el pesimismo y la fatalidad de lo que está pasando en las calles.
Este segundo volúmen de "Berlín" me ha parecido increíble, tan bueno o mejor si cabe que el primero, y es que aquí la cosa ha ido a más, y se empieza a recorrer una senda que no augura nada bueno y de la que no hay marcha atrás. Nosotros ya sabemos lo que acabará pasando, pero es muy interesante ser testigo de cómo se llega a ese punto.
Hay algunos personajes nuevos y algunos secundarios del volúmen anterior que aquí cobran más protagonismo y entre todos nos ofrecen una visión completa de la historia, cómo todos los cambios que se están produciendo en la sociedad berlinesa afecta a todos los estratos sociales. Qué ganas locas de leer el tercer volúmen.
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