Olvídate de las películas anteriores, porque ésta no tiene nada que ver. No hay niños fanáticos, ni maíz (bueno, sí hay campos de maíz, pero no pintan nada en la película), ni referencia alguna a “El Que Camina Tras Las Hileras”, y ni siquiera transcurre en Gatlin, sino en Gran Island, Nebraska. Resumiendo, que utilizan el reclamo de los Chicos del Maíz para contar una historia totalmente diferente.
La protagonista de la película es Grace (una jovencísima Naomi Watts; sí, amigos, muchas estrellas de Hollywood empezaron haciendo este tipo de pelis cutres), una joven estudiante universitaria que regresa a su pueblo natal para cuidar de su madre enferma, que aparte de ser agorafóbica está teniendo unas espantosas pesadillas, y de sus dos hermanos pequeños. Entonces en el pueblo los niños empiezan a comportarse de forma extraña: les viene una fiebre muy alta, se les caen los dientes, y luego lo típico, empiezan a matar a los adultos.
La película viene a ser una historia de venganza de ultratumba, y el meollo es el siguiente: en los años sesenta una mujer se quedó embarazada, y no pudiendo o no queriendo hacerse cargo del bebé, lo abandonó. Unos predicadores lo acogieron y el niño se convirtió en el mejor de todos ellos, siendo capaz de atraer a grandes masas con sus sermones. Los predicadores vieron en el niño un filón, y para que se mantuviera siempre joven lo fueron envenenando con azogue. Pero la gente se dio cuenta de que, mientras ellos envejecían, el niño mantenía siempre el mismo aspecto, y dejaron de acudir a sus sermones. Al ver que el niño ya no les era de utilidad, los predicadores trataron de matarlo, pero no pudieron y él se vengó, matándolos con la guadaña. La gente del pueblo lo descubrió, lo llevó al maizal y allí lo quemaron. Ahora el niño ha regresado para vengarse, utilizando a los niños del pueblo como instrumentos.
Lo único que se salva de la película es la historia del niño, que es bastante buena. Por lo demás, es una auténtica pérdida de tiempo.
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