La verdad es que debo ser algo masoca
para haber visto esta miniserie por segunda vez. Estos días estuve
viendo la de 1979 y al acabarla me entraron ganas de volver a ver la
del 2004, para compararlas y ver efectivamente si era tan mala como
recordaba. La primera vez que la vi me pareció terriblemente mala,
penosa, además lo hice del tirón en una sola noche, con lo que
llegó un momento que me quedé dormido. Solo fueron unos minutos,
pero tampoco me perdí gran cosa. Esta vez lo hice en dos días (dos
horas el primero y una el segundo) y no me dio el sueño, pero sí me
pareció tan mala como la primera vez.
En algunos aspectos es fiel al libro,
pero mete muchos cambios y lo que hacen con algunos personajes no
tiene nombre, por no hablar de ese final tan absurdo y aberrante, que
es para coger al director y darle con la fusta hasta dejarle la
espalda en carne viva.
Mark Petrie se supone que es un
empollón, pero aquí es un macarra. Matt Bourke es negro (que conste
que no soy racista, pero Bourke se supone que es blanco). Y no
hablemos de Rob Lowe, que lo más importante que ha hecho es el papel
de Nick Andros en la miniserie de “Apocalipsis”, también de
King.
Solo hay dos cosas que me gustan de
esta miniserie. Una es Donald Sutherland, que con esa barba poblada
tiene una pinta de loco que tira p'atrás. Sobretodo me encanta esa
escena con la casera de Ben. Lo borda. Y la otra es James Cromwell
como el padre Callahan. Lo que hacen al final con el sacerdote es
algo que no tiene nombre y como fan de Stephen King te hierve la
sangre, te indignas y te cabreas. Pero la interpretación de Cromwell
es perfecta y consigue meterse en la piel del padre Callahan como
nadie podría hacer.
Y bueno, mejor lo dejo aquí, que si
empiezo a pensar en ese final de mierda me va a subir la bilis por la
garganta.
No hay comentarios:
Publicar un comentario